Batalla Editado
— ¡Tonta, me asustas!— exclamó el chico, recuperándose del pequeño salto que le hizo pegar la chica. Luego volvió a agarrar su mano y proseguir con su labor —deja de moverte.
—Mira, mucho estoy haciendo dejándote que me rayes la piel con esa cosa— Reprochó la muchacha.
—Me jodes, niña—Subiendo la vista con mirada de pocos amigos.La chica le dio una mueca sacando la lengua, el chico la imitó devolviéndole el gesto.
—Angel, te dije que no usaras los lapiceros— Interrumpió el joven que los acompañaba en la mesa. Justo enfrente de ellos–para eso les doy lápices, cuando encuentro. Claro está.
Este, no daba mayor importancia a la pelea infantil de aquellos dos. Solo se limitaba a leer un libro pequeño que había encontrado enesa casa, junto con otros dos libros más grandes.
— ¡Oh, vamos! Tienes como siete de estos— batiendo el lapicero para señalar un maletín de uso personal que reposaba en la mesa junto con los libros.
—Ok, dame ese y…— Comenzó a buscar en el maletín, sacó una agenda y otro lapicero —toma este, ya pronto se acabará.
— ¿Me lo quedo?— Preguntaba Angel alegre como si le estuvieran dando un dulce mientrashacia el intercambio.
El otro sólo asintió con la cabeza mientras clavaba sus ojos grisáceos para comenzar a transcribir del libro a su agenda. La tarde estaba avanzada, fácilmente se podía apreciar por la luz suave que pasaba por la ventana vieja de la sala, el clima se hacía más frío. Esto comenzó a desconcentrar levemente al chico, lo que hizo que bajara las mangas de su camisa blanca un pocosucia y abotonar los botones morados, dejando dos botones abiertos por donde se asomaba la playera azul (también sucia) y una cadena con un dije de ojo felino plateado adornaba su cuello.
Los dos demostraban dedicación en su quehacer, lo que hizo un sentimiento pequeño de inutilidad en la chica, quien los observaba detenidamente a ambos pero más al que sostenía su mano. Como si aquella puntametálica que soltaba tinta negra, le fuese a arrancar la carne o algo así.
— ¿Tu qué haces?— rompió el silencio la chica, mientras arreglaba un mechón rebelde que estaba en la frente del chico que escribía. Lograba posicionarlo pero volvía a su puesto, daba batalla pero ella no perdería, claro que no.
—Escribo.
—Vaya, ¿Así se llama esa extraña acción que haces? No tenía idea— bromeó con sarcasmo notoriomientras seguía con el mechón. Él, dejó salir una sonrisa por el comentario de la chica.
—Ok, veras, este dato es importante. Y lo paso a mi cuaderno, corazón— Seguía sin dejar de escribir.
—Acerca de…— dijo Angel con un tono de duda.
El muchacho levantó el libro mostrando la portada para no tener que hablar. Profecía maya era el título.
—Es irónico que leas eso en estos días. Pasamos por unapocalipsis hace años ¿sabes?—Dijo la chica seguido sonreía por su Azaña, arreglar el mechón.
Otro corto silencio se dio. La chica solo veía partes de la casa sin objetivo alguno. Encontrándose con un espejo casi de cuerpo completo, se tomó el tiempo para analizar si todo estaba bien. Sus shorts de jeans oscuros en sus envidiables piernas aunque desgastado, lucían aceptable, el buzo de color rojo quetapaba sus nudillos combinaba con su boca colorada por la barra hidratante. Por ultimo revisó su largo cabello castaño claro y su mechón rosa, “Hola guapa” dijo casi en un susurro en señal de aprobación. Lo que para algunos parece algo in-necesario para ella no, no podría andar como una loca o como esas cosas vivientes que andan por la calle llenas de sangre.
—Listo, acabé— dijo Angel.
—Veamos—respondió mirando su mano—, ¿una flecha? ¿Qué me crees avatar maestro del aire?
—Es una carita, pendeja.
—Pues… dibujas mal.
— ¡Te movías!
—No es mi…—La interrumpió el toque de la puerta.
Los tres vieron a la puerta, Angel y la chica miraron con los ojos abiertos y algo de miedo al chico. Este apenas tenía la mirada arriba, no había cambiado su posición. Él también tenía miedo pero se mostraba...
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