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Cuba: La Damajagua resuena en San Lorenzo
Santiago de Cuba (PL) Bastaron apenas seis años para ubicar definitivamente a Carlos Manuel de Céspedes como el patriarca fundador de la independenciade Cuba, en una concepción que trasciende el trance por el cual se le llamó El Padre de la Patria. La caída en combate, con ribetes de leyenda en el lomerío oriental de San Lorenzo el 27 de febrero de1874, fue el desenlace consecuente de una vida que en sus 55 años estuvo preñada de plenitudes y desgarramientos, de incomprensiones y gratitudes, de búsquedas y hallazgos. Su obra primigenia, elprimer levantamiento armado por la liberación de la Isla del gobierno español el 10 de octubre de 1868, fue el punto culminante de un proceso de madurez de sus convicciones abolicionistas yemancipadoras, junto al fermento de las condiciones económicas y sociales que condujeron al estallido.De la opulencia a la humildad transitaron los días de quien fue amo y señor de esclavos y haciendas en eloriente cubano y terminó en la más precaria condición, en lo más intrincado de la Sierra Maestra, después de su destitución como primer presidente de la República en Armas. En aquellos rincones denaturaleza exuberante, enseñó las primeras letras a algunos de los lugareños, en las propias hojas de los montes, y rodeado de cariño y admiración, compartió con ellos las últimas horas de su existencia. Lafigura de Céspedes, esculpida y vuelta a esculpir en la memoria popular, tocada por estudiosos y poetas, entre las sombras y las luces, guarda aún facetas insuficientemente develadas, como afirma elensayista Rafael Acosta de Arriba en relación con su acervo ideológico. Sin embargo, entre la niebla tendida por los hombres y el tiempo, nadie podrá quitarle al caudillo bayamés el aporte germinal desu gesto al dar la libertad a sus esclavos y proclamar desde las campanas del ingenio La Demajagua el alzamiento en pos de la independencia.
Tampoco podrá empequeñecerse el esfuerzo para dotar a...
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