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"The Soul of a New Machine" [El alma de una nueva máquina] -un relato de Tracy Kidder sobre un equipo de ingenieros
que crearon una nueva minicomputadorame enseñó una expre.
sión útil: "sacarlo a la calle". Quienes trabajan en la industria de
computadoras acostumbran utilizarla para aludir a la etapa final
en eldesarrollo de un nuevo producto. ,Lleva mucho tiempo crear
un nuevo producto: hay que concebir la idea; traducirla a esquemas de hardware y fabricar el hardware; simultáneamente crear un
sojtwarepara el sistema operativo capaz de controlar el hardware y
las aplicaciones y programas que harán que valga la pena fabricar
la máquina; redactar los manuales de instrucciones para que la
gente aprenda ausarla; diseñar el envoltorio de los libros y los discos; y, por último, enviar el producto a los vendedores y usuarios.
La industria tiene una expresión especial para designar la finalización del proceso porque muchas cosas pueden interferir en
el camino de lograrlo. Muchos proyectos jamás salen a la calle.
El hardware no funciona como se esperaba. Los proveedores no
entregan los componentes queprometieron tener listos. Pero
las nuevas computadoras a menudo no salen a la calle porque
los ingenieros que las fabrican piensan que no están ,listas para
ser usadas. Casi siempre, los ingenieros tienen razón. La industria abunda en anécdotas admonitorias de máquinas ~anzadas al
mercado antes de estar listas, que llevaron a la baric.friota a las
e'mpresas, arruinaron la imagen de un productoesencialmente
bueno, y echaron a perder las reputaciones .y las. carreras de la
gente vinculada a su fabricación.
Una explicación común y superncialmente
correcta atribuye
estos desastres a la tensión crónica' entre los gerentes de marke-
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DE ESCRITURA
PARA CIENTíFICOS
SOCIALES
"SACARLO
A LA CALLE"
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ting y los ingenieros. Los primeros necesitan la máquina ahora.
La competencia ya lanzó la suya y la compañía perderá su lugar
en el mercado si no produce algo similar pronto. Pero los ingenieros saben que, con sólo un poco más de tiempo, pueden hacer una máquina mejor: más libre de virus, más simple y más limpia, más elegante, que encarne másplenamente la idea original.
Saben que los otros ingenieros, en última instancia, apreciarán
esos refinamientos y admirarán su inventiva. A los responsables
comerciales les importa poco la elegancia y la perfección que
tanto impresionan a los pares de los ingenieros. Piensan que
los ingenieros son unos papanatas con cero espíritu práctico,
capaces de hacer quebrar a la empresa por perseguir sus locossueños perfeccionistas. El estándar operativo de los gerentes
comerciales dice que la máquina debe ser "10 suficientemente
buena" y poder realizar el trabajo para el cual fue diseñada lo
suficientemente bien como para satisfacer a los usuarios. Los raros especímenes de ingenieros encabalgados con éxito entre los
dos Il"nllldos y capaces de integrar dos estándares tan diferentes
concitan el respetode todos por su destreza para "sacarlo (al
producto) a la calle".
La tensión entre rnt;jorar el producto y terminarlo de una buena vez aparece siempre que alguien debe concluir un trabajo o
lanzar un producto: una computadora, una cena, una monografia universitaria, un automóvil, un libro. Queremos terminar el
producto y entregárselo a las personas que lo usarán, lo comerán,
lo leerán. Peroningún objeto encarna jamás plenaUlente la concepción de su hacedor de lo que pudo haber sido. La fragilidad
humana, propia y ajena, hace que los errores y las fallas sean inevitables. Nos olvidamos de poner la sal, pasamos por alto algún
virus importante en nuestro programa, cometemos una falacia
lógica, omitim~s una variable relevante, escribimos una oración
bochornosamente chabacana, ignoramos la...
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