Bella y taylor
—Yo también me he portado bastante mal y te lo he puesto más difícil de lo necesario.
Podía haberme retirado con elegancia al principio..., y también te he hecho daño.
—Ha sido culpamía.
—No voy a dejar que cargues tú con todas las culpas, Bella, ni con toda la gloria. Sé
cómo redimirme.
—¿De qué estás hablando? —inquirí.
Me asustaba el brillo fanático que de pronto habíailuminado sus ojos. Alzó la vista al
cielo; luego, me sonrió.
—Se cuece por ahí una lucha encarnizada de veras. No sería tan difícil que yo cayera
en ella.
Sus palabras penetraron en mi cerebrolentamente, una por una, y no pude respirar. A
pesar de todas mis intenciones respecto a sacar a Jacob de forma definitiva de mi vida,
no me di cuenta hasta ese preciso instante de cuánto tendríaque hundir el cuchillo para
conseguirlo.
—¡Oh no, Jake! No, no, no, no —grité horrorizada—. No, Jake, no. Por favor, no —
empezaron a temblarme las rodillas. 340
Riley se distrajo con eseviolento ballet, con los ojos llenos de ansiedad por su
mpañera. Seth atacó de nuevo, arrancando de otro bocado un pequeño trozo del
mpiro. Riley bramó y lanzó un tremendo golpe de revés que acertó delleno en el amplio
cho de Seth. Su cuerpo enorme se elevó más de tres metros y chocó contra la pared
osa sobre mi cabeza con una fuerza que pareció sacudir todo el pico de la montaña. Oí
mo seescapaba el aire de mis pulmones y salté fuera de su camino cuando él rebotó
ntra la piedra y cayó sobre el suelo a pocos metros de donde yo me hallaba.
Un bajo gimoteo se escapó de entre susdientes.
Empezaron a caerme fragmentos agudos de roca sobre la cabeza, arañándome la piel
snuda. Una astilla de roca afilada me cayó encima del brazo derecho y la aferré
flexivamente. Mis dedos secerraron a su alrededor cuando se activaron mis propios
intos de supervivencia. Mi cuerpo se preparaba para luchar, sin preocuparse de lo
co efectivo que fuera el gesto, al no haber ocasión...
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