Benhamou

Notas de lectura basadas en una selección y extracto del
capítulo V
LAS POLÍTICAS CULTURALES
del texto de Francoise Benhamou “La economía de la Cultura”
“La tradición intervencionista de Francia, ha sido duramente criticada a
partir de fines de los años ochenta: el “todo por la cultura” implica, según
algunos analistas, “la esclavitud del pensamiento”, según otros
contribuye a laesterilización de la creación por parte del “Estado
cultural” y a la omnipotencia de una burocracia más sensible a sus
ingresos que al desarrollo armonioso del sector.” No se cuestiona aquí que
el Estado destine fondos a la actividad cultural, sino más bien la capacidad del
Estado de promover las actividades adecuadas para el mejor fomento cultural.
En países en vías de desarrollo como el nuestro, elfomento estatal a la cultura
compite con otros usos de los recursos asociados a la satisfacción de las
necesidades básicas de la población.
LOS FUNDAMENTOS ECONÓMICOS DE LAS POLÍTICAS CULTURALES
“La economía política de Pareto se basa en la idea de que la libre
competencia en los mercados permite alcanzar el mayor bienestar
colectivo. La intervención pública a favor de la cultura sefundamenta en
las fallas del mercado, que resultan de la naturaleza de los bienes,
indivisibles y colectivos o mixtos. Las externalidades, en beneficio de
otras actividades o de las generaciones futuras, se traducen en un
defasaje entre los beneficios sociales y los beneficios privados
provenientes de los gastos, y justifican la intervención cultural.
El gasto público produce un efecto multiplicadorsobre la actividad
económica. Siguiendo la tradición de los trabajos de William Baumol,
resulta interesante invocar argumentos de economía industrial para
otorgarle legitimidad a la ayuda a los sectores en decadencia o a las
industrias incipientes. Por último, las particularidades de la demanda
pueden requerir la intervención pública, ya sea para reducir las
desigualdades socialesdemocratizando el acceso a la cultura, limitando
los factores de incertidumbre a través de reglamentaciones protectoras, o
asegurando el derecho de las futuras generaciones a gozar de un
patrimonio bien mantenido y enriquecido”.

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La argumentación liberal. Las fallas del mercado: El bien cultural tiene, en
cierto modo, un carácter de bien colectivo, en el sentido que Paul
Samuelson le dio altérmino: su consumo por parte de un individuo no
excluye la posibilidad de consumo de la misma cantidad del mismo bien
por parte de otro individuo (no rivalidad). Es un tipo de consumo
indivisible: ya se trate de entrar al cine o al teatro o de visitar un museo,
varias personas pueden disfrutar del acceso al bien cultural, salvo
aglomeración o saturación. Por lo tanto es nulo el costo marginaldel
espectador o visitante excedente y si bien sería posible implementar un
mecanismo de exclusión a través del precio, se establece una entrada
fija, ajena a la confrontación entre la oferta y la demanda. También es
posible que el oferente esté imposibilitado de hacer pagar un precio por
el acceso al bien (no exclusión). Nada impide que cualquier persona que
así lo desee pueda disfrutar deun determinado monumento del
patrimonio cultural. El consumidor espera poder disfrutar de ese
monumento sin tener que pagar un precio que representaría su
contribución al mantenimiento de ese patrimonio. Solamente el Estado,
repartiendo esos costos entre los ciudadanos a través de los impuestos,
puede contrarrestar el comportamiento del “polizonte o free rider” que
deja en manos de los demásciudadanos la contrapartida financiera del
placer que él ha obtenido de su consumo “
¿Externalidades en beneficio de otras actividades?: Estos efectos
externos positivos se manifiestan cada vez que los individuos o las
firmas se ven afectadas en su actividad por la existencia de un bien o de
un servicio cultural por el cual el productor no recibe ningún pago a
cambio. Los efectos externos...