Benjamin Constant Capítulo VI

Páginas: 13 (3162 palabras) Publicado: 5 de octubre de 2014
PRINCIPIOS DE POLÍTICA

CAPÍTULO VI

DE LAS CONDICIONES DE PROPIEDAD

Nuestra Constitución no se pronuncia sobre las condiciones de propiedad requeridas para el ejercicio de los derechos políticos porque estos, confiados a COLEGIOSelectorales, están por ello mismo en manos de los propietarios. Pero si se sustituyeran esos colegios por la elección directa, las condiciones de propiedad seharían indispensables.

Ningún pueblo ha considerado como miembros del ESTADO a todos los individuos que residen en cualquier lugar dentro de su territorio o que TIENEN algún título específico. No se trata aquí de las distinciones que, en el mundo antiguo, separaban a los esclavos de los hombres libres, y, en el moderno, a los nobles de los plebeyos. La democracia más absoluta establece dos clases:en una se relega a los extranjeros y a quienes no han alcanzado la edad prescrita por la ley para ejercer los derechos de ciudadanía; la otra se compone de los hombres que han cumplido dicha edad y han nacido en el país. Existe, pues, un principio según el cual entre los individuos que viven en un territorio hay unos que son miembros del Estado y otros que no lo son.

Según este principio, paraser miembro de una asociación hay que poseer cierto grado de raciocinio y un interés común con los demás miembros de la asociación. Se supone que los menores de cierta edad legal no poseen ese grado de raciocinio; se estima igualmente que los extranjeros no se guían por ese interés. La prueba es que los primeros, al cumplir la edad establecida, se convierten en miembros de la asociación política,y los segundos alcanzan la ciudadanía mediante su residencia, sus propiedades o sus relaciones. Se supone que tales hechos dan, a los unos, raciocinio; a los otros, el interés requerido.

Pero ese principio necesita una ampliación adicional. En nuestras sociedades actuales, el nacimiento en el país y la madurez de edad no bastan para conferir a los hombres las cualidades requeridas por elejercicio de los derechos de ciudadanía. Aquellos a quienes la pobreza mantiene en una perpetua dependencia y condena a TRABAJOSdiarios, no poseen mayor ilustración que los niños acerca de los asuntos públicos, ni tienen mayor interés que los extranjeros en una prosperidad nacional cuyos elementos no conocen y en cuyos beneficios sólo participan indirectamente.

No quiero cometer ninguna injusticiacon la clase trabajadora. Es tan patriota como cualquiera de las restantes y, a menudo, realiza los más heroicos sacrificios, siendo su abnegación tanto más de admirar, cuanto que no se ve recompensada por la fortuna ni por la gloria. Pero una cosa es, a mi juicio, el patriotismo por el que una persona debe estar dispuesta a morir por su país, y otra distinta el patriotismo por el que se cuidan lospropios intereses. Es preciso, pues, además del nacimiento y la edad legal, un tercer requisito: el tiempo libre indispensable para ilustrarse y llegar a poseer rectitud de juicio. Sólo la riqueza asegura el ocio necesario, sólo ella capacita al hombre para el ejercicio de los derechos políticos.

Puede afirmarse que el estado actual de la sociedad, en el que se mezclan ricos y pobres, atribuyea una porción de éstos, los mismos intereses e iguales posibilidades que a los primeros; que el hombre que trabaja tiene tanta necesidad de reposo y de SEGURIDAD COMO el propietario; que los ricos no son, de derecho y de hecho, sino los distribuidores de los bienes comunes entre todos los individuos, y que a todos beneficia que el orden y la paz fomenten el desarrollo de todas las facultades y detodos los recursos individuales.

Esos razonamientos fallan por exceso. Si fueran convincentes, no habría ningún motivo para negar a los extranjeros los derechos de ciudadanía. Las relaciones comerciales entre los países europeos determinan que la tranquilidad y el bienestar de todos los países interesen a la mayoría. La caída de un imperio, sea el que fuere, es tan funesta a los extranjeros...
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