Bernal díaz
días que estábamos holgando en Tlascala, y oíamos decir de las grandes riquezas de Montezuma
y su prósperaciudad, acordó tomar consejo con todos nuestros capitanes y soldados, en quien
sentía que le tenían buena voluntad, para ir adelante; y fue acordado que con brevedad fuese
nuestra partida. Sobre estecamino hubo en el real muchas pláticas de disconformidad, porque
decían unos soldados que era cosa muy temerosa irnos a meter en tan fuerte ciudad siendo
nosotros tan pocos, y decían de losgrandes poderes de Montezuma. El capitán respondía que ya
no podíamos hacer otra cosa, porque siempre nuestra demanda y apellidoque fue ver a
Montezuma, y que por demás eran ya otros consejos. Viendoque tan determinadamente lo decía,
y sintieron los del contrario parecer que muchos de los soldados le ayudamos a Cortés de buena
voluntad, con decir¡adelante, en buena hora! no hubo máscontradicción. Los que andaban en
estas pláticas contrarias eran de los que tenían en Cuba haciendas, que yo y otros
pobres soldados, ofrecidas teníamos siempre nuestras ánimas a Dios, que las crió, y loscuerpos a
heridas u trabajos hasta morir en servicio de Nuestro Señor Dios y de Su Majestad.
CÓMO FUIMOS A LA CIUDAD DE CHOLULA Y DEL GRAN RECIBIMIENTO QUE NOS
HICIERON Y una mañana comenzamos amarchar por nuestro camino para la ciudad
de Cholula; e íbamos con el mayor concierto que podíamos, porque como otras veces he dicho,
adonde esperábamos haber revueltas o guerras nos apercibíamosmucho mejor. Aquel día fuimos
a dormir a un río que pasa obra de una legua chica de Cholula, donde está ahora hecho una
puente de piedra, y allí nos hicieron unas chozas y ranchos. En esa misma nocheenviaron los
caciques de Cholula mensajeros, hombres principales, a darnos el parabién venidos a su tierra.
Trajeron bastimentos de gallinas y pan de su maíz, y dijeron que en la mañana...
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