Bernarda alba de lorca

Bernarda Alba, el bast(i)on de la moral cristiana.

En la obra de Federico García Lorca, titulada La casa de Bernarda Alba, se desarrollan dos posturas antagónicas representadas metafóricamente en los personajes de Bernarda y su hija Adela.
Bernarda representa el extremo de la autoridad sustentada en un trasfondo que impregna subrepticiamente toda conducta individualcondicionándola hasta tal punto que solo puede ser valorada positivamente como funcional a una determinada comunidad o grupo de individuos cuyo código moral establece dentro de determinados limites, las pautas “apropiadas” para medir las conductas de sus integrantes y aceptarlas o rechazarlas según sean consecuentes o no con sus principios.
De esta manera, Bernarda, fiel a estos principios, es descritapor sus criadas como “Tirana de todos los que la rodean” y su entrada en escena no puede ser mas precisa en lo que a su personalidad autoritaria se refiere; su primer palabra es una imperiosa orden de silencio dirigida a una de sus criadas a quien le recrimina que debería haberse preocupado mas por que todo estuviese mas limpio para recibir el duelo. Esta obsesión con la limpieza no hace más quemostrar la verdadera naturaleza de su obsesión, ni más ni menos que mantener las apariencias a toda costa, incluso durante el oficio de un luto, durante el cual la comprensible congoja por la muerte de un ser querido haría justificable cualquier relajación moral.
Rápidamente, Bernarda muestra su desden por la libertad de solo “ser” y enfatiza su pertenencia al mas recalcitrante y extremo“deber ser” kantiano cuando aconseja que las mujeres en la iglesia no deben mirar mas hombre que al oficiante, inmediatamente da un bastonazo en el piso y al grito de “¡Alabado sea Dios!” despide a su difunto esposo sin mostrar ningún tipo de aflicción, mostrando sin lugar a dudas de que se trata aquel mencionado trasfondo que condiciona su ser, no le permite mostrar emociones y la empuja a unexcesivo autoritarismo, ni mas ni menos que el trasfondo de la moral cristiana.
La relación de Bernarda con una de sus principales sirvientas, Poncia, es significativa en este punto, pues ante las constantes advertencias de esta ultima Bernarda no hace mas que ignorarla y la acusa de deslizarse para llenarla de malos sueños y le asegura no querer entenderla, comparándola de esta manera con latentadora serpiente del conocimiento, Bernarda no quiere probar su fruto, el conocimiento de lo que va a suceder, pues de hacerlo su paraíso de apariencias se perdería.
Poncia misma es quien sutilmente comienza a poner en duda la moral de su jefa, sin comprometerse demasiado como corresponde a alguien que tenga su nombre, ante la consulta de Bernarda de si sabe con seguridad que Pepe el Romanoestuvo con su hija Adela, Poncia responde que no se sabe nada seguro en la vida, jugando el ambiguo papel mefistofeliano mancha sus propias teorías de gris y, en defensa de Adela, que representa el “verde árbol de oro de la vida” , le dice a una de sus compañeras criadas que no son malas, que son solo mujeres y no se las puede culpar por infidelidad pues en estas cuestiones se olvida hasta lasangre.
El personaje opuesto a Bernarda es, como se ha dicho, Adela, ella se ausenta durante el luto, es decir, no se presenta cuando se “celebra” la muerte, y cuando lo hace, lo hace enfundada en un vestido verde y ofrece un abanico floreado y colorido a su madre quien lo rechaza y su hermana Martirio, fiel seguidora de su madre en cuestiones morales y religiosas, le aconseja teñirlo denegro.
Estos son los primeros síntomas de su rebeldía contra el opresivo orden impuesto por Bernarda y su moral de muchedumbres, luego, Adela rompe a llorar con ira y apasionadamente entona el manifiesto de su decisión individual de libertad personal: “No, nome acostumbrare. Yo no quiero estar encerrada. ¡No quiero que se me pongan las carnes como a vosotras! ¡No quiero perder mi blancura...