Bettina .

Bettina, como todos los jueves.

A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.

Oscar Wilde

Bettina estaba en surecámara, un tanto pensativa por cierto, había empezado a unir ciertos cabos, y no le gustaba como quedaban armados, pensó que tal vez era ella que estaba un poco más sensible de lo normal, algo que creía queera propio de su estado, sin embargo, aunque tratara de sentir o pensar otras cosas, no pudo.
Apresurada se dio una ducha con agua tibia, y salio a pasear por el centro de Londres, los encantos dela ciudad tenían la mirada de haber sido vistos, por lo que nada la sorprendía, o tal vez por que el encanto había perdido la ingenuidad.
Aprovechó la salida para caminar y pensar en ella, no estabacómoda, aunque si feliz, era un sabor raro de sentimientos, ella se supo en un país lejano , con el vientre ligeramente marcado por las primeras semanas de gestación, cuyo padre era uno de losmayores responsables y más respetados ejecutivos de UK, como ella no previó, la respuesta estaba casi obscenamente en la vidriera que tenía delante suyo, un corazón de chocolate, con estrellas, y Bettinase dijo, sencillamente me enamoré, que tiene que ver mi vida afectiva a la que siempre he relegado por ascender en mi profesión con el amor, la respuesta era casi redundante y empalagosa.
Dispuesta aque Alfred sepa de sus sentimientos, esa jornada, entró al lujoso edificio con vista al río, y luego de dejar su abrigo en su oficina, subió a la oficina de Alfred, golpeó, pero no respondió nadie,sin embargo se oían como si fuesen las voces de niños, Bettina creyó que sus sentidos le jugaban una mala pasada, fue cuando se dirigió por el corredor y se cruzó por el mismo con varios niñosimpresionantemente rubios, como si fueran salidos de un cuento.
Un tanto aturdida, siguió trabajando mientras escuchaba risas contagiosas de pequeños que jugaban a ser grandes.
Bettina sabía que Reino...