Bicentenario
172- Los domingos entre las tres y las cuatro de la tarde la banda militar acostumbra ofrecer un concierto gratis, de ejecución bastante buena, en la plaza de Santander, que entonces seconstituye en el lugar de cita de todo el mundo elegante. Paseos de mayor extensión o excursiones, raras veces se emprenden, así que la gran mayoría de los bogotanos y las bogotanas nunca han buscadola oportunidad de echar un vistazo a su ciudad y a la sabana desde lo alto de las capillas de Monserrate y Guadalupe. A lo mejor suelen salir en bus al cercano Chapinero de vez en cuando para gozar deun «picnic» en el restaurante del lugar. Para muchos hombres la gallera es una atracción tal que allí pasan toda la tarde. Es la arena para riña de gallos, situada en una casa suburbana. A nosotrosnos extraña la constancia y hasta la pasión que caracteriza a los visitantes siguiendo la lucha encarnizada de los pobres animales, así que a mí me causaba tanta repugnancia el espectáculo que prontolo abandoné. Corridas de toros ahora se dan con poca frecuencia en Bogotá, no ofreciendo ellas tampoco los rasgos sangrientos en extremo inherentes a los de la madre patria o del Perú. Además, pareceque la propia corrida ha venido cediendo gran parte de su interés para el público en favor de la ocasión para exhibir este su vestimenta.
152- Después de haber dominado a los indígenas a través de laguerra, comenzó la conquista de las conciencias por la religión con ayuda de las órdenes religiosas que se establecieron desde el siglo XVI en todo el territorio de la actual Colombia. Seconstruyeron iglesias y conventos a cargo de las comunidades franciscana, dominica, agustina y más tarde, en 1604, de los jesuitas, los capuchinos y las monjas Clarisas, Dominicas y Carmelitas Descalzas. Estascomunidades marcaron el espíritu y las costumbres de los santafereños, pues ejercieron un dominio ideológico, político y cultural que apenas se vio un tanto menguado cuando, en 1767, Carlos III...
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