Biografia
Cuando Ozanam llegó a Paris, el 5 de noviembre de 1831, a sus dieciochos años de edad, experimentó laamargura deprimente de la soledad y el desamparo, en una pensión de mal ambiente moral; zambullido de repente en aquella ciudad dominada por el materialismo ateo y el libertinaje de costumbres; y en la Universidad, donde imperaba elespíritu de la Revolución y del racionalismo con sus secuelas.
Entonces, como náufrago en medio de un mar tempestuoso, sintió la íntima necesidad de unirse, para mutuadefensa y aliento, con otros jóvenes estudiantes, que compartieran sus creencias religiosas y deseo de fidelidad a éstas.
Impelido por esas inquietudes, y afirmándose en su madurada aspiración de «formar una asociación de amigos, trabajando juntos en el edificio de la ciencia, bajo el pensamiento católico»1, se atrajo la confianza de varios compañeros.
Unidos por este común ideal, se pusieron bajo elmecenazgo del señor Bailly, catedrático de Filosofía y director propietario del periódico la «Tribuna Católica», de cuarenta años, casado, ferviente católico, y entusiasta y generoso protector de los estudiantes católicos.
La actividad apostólica, en beneficio propio y ajeno, del grupito aglutinado por Ozanam empezó con buenos augurios, porque se abrió camino en el local donde estuvo la «Sociedadde los Buenos Estudios», proporcionado por el señor Bailly, y fue creciendo en interés y asistencia a las reuniones.
«Un amigo —escribió Ozanam a su primo Falconnet— me ha abierto la puerta de una reunión literaria, poco numerosa, último refugio de la antigua “Sociedad de los Buenos Estudios”… hemos reclutado jóvenes de un talento superior… el influjo tumultuoso de la política está excluido deesas reuniones. Pero, por lo demás, en todo hay plena y entera libertad. Así se abordan cuestiones graves, jóvenes filósofos vienen a pedir cuentas al catolicismo de sus doctrinas y de ‘susobras… se establece sobre bases firmes la inmortal unión de la verdadera filosofía con la fe… hay entre nosotros franca y cordial amistad —con los otros, siempre benevolencia y cortesía—, pues entre nosotros hayuna especie de fraternidad muy peculiar» 2.
Igualmente le ponderó en otra carta, respecto de las aspiraciones del grupo: «Lo que hay de más útil en esta obra es demostrar a la juventud estudiante que se puede ser católico y tener sentido común, amar a la religión y a la libertad; en fin, es sustraer a la juventud de la indiferencia religiosa y acostumbrarla a profundas y serias reflexiones. Perolo que es más grato y consolador para la juventud cristiana son las Conferencias establecidas a petición nuestra»3.
Así nacieron las Conferencias de Derecho e Historia. Las de Derecho tenían lugar dos veces por semana, tratándose incluso cuestiones controvertidas; las de Historia, los sábados, siendo permitida toda clase de temas: Historia, Filosofía, Literatura, etc.4. Y precisaba en la mismacarta: «Tres medios nos da la divina Providencia para entrenarnos en la triple actividad (la jurisprudencia, las ciencias morales y algunos conocimientos del mundo). Son las Conferencias de Derecho, las de Historia, y las reuniones en casa del señor Montalembert».
En la Conferencia de caridad, reinaba entre los jóvenes sincera y cordial amistad, conducente a una íntima y alentadora fraternidad, enla que, como manifestó Ozanam, «estaban una docena más estrechamente unidos por los vínculos del espíritu y del corazón»5. Es el marcado carácter fraternal, que dio a la Conferencia de caridad —y a la Sociedad de San Vicente de Paúl, derivada de ella—, el ser una verdadera familia, integrada por cuantos, aunque de diverso modo, están integrados en ella. Y Ozanam disfrutaba considerándose miembro...
Regístrate para leer el documento completo.