biologia
El día 10 de enero, una tarde fría y nebulosa, conocía la maestra de Horta de avinyo. Desde que me propuse pergeñar este reportaje de la vida y matrimonio de la azucena de bagés, pensé que pocos me podrían hacer mejor la semblanza moral de josefina, como la que durante años la tuvo en su escuela. En contacto incesante con sus iguales, enfrentándose por primera vez el alma delniño con los grandes problemas de la formación espiritual, religiosa, moral, e intelectual, empieza a desenvolver su personalidad, a crearse formas morarles y espirituales, que, asimilándolas, formaran su carácter.
Forja de almas es la escuela; allí el niño aprende a pensar, aprende a rezar, empieza a conocer el bien y a practicarlo. Y todo eso bajo la mirada de una inteligencia y un corazón: elmaestro. El magisterio es un sacerdocio; como la medicina, como la cura de almas. Médico, maestro y sacerdote, los tres con el mismo ideal: la realización de aquel aforismo latín: “mens sana in corpore sano”. Un alma sana n un cuerpo también san. Y para la consecución de esa noble finalidad, no basta una inteligencia, hace falta también un corazón; no basta una concienzuda preparaciónintelectual, ni un concepto exacto del deber; hace falta cariño por la profesión, hace falta lo que resume en esta palabra: “vocación”. Solamente así, será la escuela “forjadora de almas”.
SU MAESTRA.
Ahora me encuentro por primera vez con la maestra de josefina, autentica creadora de su personalidad y la forjadora de su almita de mártir.
Una coincidencia nos ha puesto en contacto y ha tenido ladelicadeza de venir ella misma a visitarme en mi propia residencia, acompañada de su hermana. Ha sido una conversación larga de mas de una hora, a los cuarentas días del matrimonio y los quince de su gloriosa muerte; cuando ya se van sedimentando los hechos y los juicios se pueden hacer con mas serenidad. Cuatro días mas tarde, le devolvía la visita en si misma escuela de Hora de Avinyó.
Desde Artesllegamos, siguiendo la carretera, a la aldea de Horta de Avinyó. Junto a la misma se alza la escuela. Un letrero en la puerta nos lo advierte en grandes caracteres: “escuela nacional”. Es un edificio amplio y bastante moderno. Franqueamos la puerta y nos encontramos en una amplia sala, limpia y pródigamente soledad. En frente, la mesa de la Sra. Maestra; sobre su cabeza y presidiendo sus afanes y losestudios de sus niños, la imagen de un santo cristo, sobre el fondo de la bandera nacional.
Armónicamente colocados y a ambos lados del redentor crucificado, dos cuadros, representado uno el sagrado corazón y otra una de las bellísimas imagen de la inmaculada, brotada del pincel de nuestro murillo. En un plan inferior, la imagen de nuestro caudillo, con la bandera, de nuestras patria. Elencerad, el reloj, vitrinas conteniendo material escolar. En el fondo, contemplamos y tocamos el pupitre que ocupaba últimamente josefina. Los alumnos, que se pusieron de pie al entrar el sacerdote, han vuelto a ocupar sus asientos, reanudando sus tareas, mientras nosotros continuamos hablando con la señora maestra.
La tarjeta enlutada que nos entregó, dice: “Mercedes Torralba Damas”, apellido ilustreque figura en el martirologio nacional, no cuyas páginas entró glorificado por la sangre de su hermano Benedicto, poeta, caballero, cristiano y español. Es joven, morena, y una sedosa cabellera negra corona su cabeza; tiene frente despejada, bajo la que brillan unos bellos ojos inteligentes; es simpática y cordial.
Comenzamos a hablar después de los primeros saludo:
-pero usted no es catalana.-No, no. Soy andaluza. Llevo el aire de tres provincias de la tierra de maría santísima: mi padre, cordobés, granadina, mi madre, y vine al mundo en navas de san juan, en Jaén. Como ve, a pesar de tantos años como llevo a fuera no he perdido el sello de mi tierra.
-y que Dios se lo conserve muchos años.
Porque, efectivamente, no lo ha perdido; apenas iniciamos la conversación, nos vimos...
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