Bioquimica

CAPÍTULO III

Los proyectos se hallaban sobre el escritorio listos para ser entregados. El cuidado de los detalles era importante, nada debía pasarse por alto. Lilia asomó a la puerta portando lo suyo. ¿Listo? ― preguntó. Arturo Padilla tomó sus documentos; los metió en un sobre grande rotulado: “Departamento de Biología Celular” y más abajo su nombre.
Se encaminaron rápidamente aledificio administrativo. Willhem Becker estrenaba oficina y en la antesala encontraron una multitud que esperaba su turno, cargando todos sus legajos de papeles. Entre la muchedumbre localizaron a Otilio.
Todos en las mismas, ¿no? ¿Cómo se le ocurre a Becker que entreguemos la documentación todo el mismo día y hora? ― cuestionó molesto Castillo.
No es para tanto, entregamos, sellan y listo ―Arturo restó importancia.
Allí está el detalle, de aquí a que revisan expediente por expediente ya se nos hizo tarde y perdemos tiempo.
No, Otilo, sólo entregaremos y ya ― explicó Lilia. Castillo volteó en todas direcciones y preguntó:
¿Entonces por qué tardamos tanto?
Porque la secretaria del alemán todavía no sale a recibir ― Arturo miró por encima del hombro de Castillo ― hablando de lareina de Roma, allí está, vamos.
La secretaria recogió los expedientes, austeramente explicó que esa tarde los revisarían y al día siguiente darían una relación firmada de recibido a cada investigador.
Lilia y Otilio aprovecharon el encuentro para ir a la cafetería. Viella apareció, hizo señas y fueron hacia él; un minuto después Miguel Martínez llegó a la mesa.
Abran cancha ― reclamó unespacio.
¿Y ahora qué va a pasar? ―con ansiedad, preguntó Viella.
Tranquilo, Ché ― Castillo intentó calmarlo ― Tú ecuánime, si tu expediente está como lo pidieron no hay por qué preocuparse.
¿Lo decís por el Armando ése, el amigo de Diana?
Pues sí, en parte
¡Pero Ché! ¿Es que vos todavía creés en Santa Claus?
Armando se ofreció a ayudar y tú no sabes lo que Diana es para Armando, ni como esél. Créeme, han pasado muchos años pero si Diana le pide que te corte la cabeza, date por muerto.
¿Y con eso que me decís ya podré dormir tranquilo? ― preguntó burlonamente el argentino.
Lo que pasa es que eres muy aprehensivo, Marcelo ― intervino Lilia ― como dice Otilio: tú tranquilo, ya verás. ― Viella miró a todos incrédulo, queriendo descubrir la broma.
¡Pero es que los veo tantranquilos!, bueno, claro, ninguno de ustedes está en mis zapatos.
Yo lo estoy ― interrumpió Miguelito ― pero no me preocupo, sé que las cosas saldrán bien ― el investigador entonó con aplomo aun cuando sabía que la plática entre Jorge Urrutia y Abel Camacho, Director de la CONAIES, podría haber complicado las cosas.
Pues sólo queda esperar. Los expedientes irán a dar a las oficinas de la CONAIESen un par de días más; luego la revisión en los departamentos correspondientes y sabremos resultados en unos 30 días ― sentenció Otilio.

El teléfono de Diana sonó un par de veces. Bueno, ¿Diana? ― ella reconoció inmediatamente la voz de Armando.
“Q’hiubo”, ¿y ese milagro?
Te tengo buenas noticias, me tocó las revisiones de los proyectos del INIB, estaré al mando del equipo de evaluadoresde todos los proyectos, ¿cómo ves?
Estupendo, ya sabes cómo está la “grilla” por aquí, así que te encargo mucho.
Sobre todo lo de Lilia, ¿verdad?
Claro, pero son varios investigadores que merecen que se les dé para adelante, son buenos pero traen diferencias políticas y hasta personales con la jerarquía del Instituto, no sabes cómo se las gasta Urrutia.
No te preocupes la evaluaciónestará bien hecha, aunque los importante es la justificación de los proyectos; ya sabes que darán prioridad a los “vinculables”, así que más vale que hayan buscado aspectos de rentabilidad y factibilidad en los proyectos para que pasen sin problemas.
De eso ya estamos advertidos todos.
Cambiando de tema, ¿cuándo te divorcias? ― preguntó Armando; Diana rió.
No creo, estoy felizmente casada y...