Blaise Pascal La desproporción del ser humano
6 julio 2013 | Categoría: Pensamiento,Textos,top2 | y tagged con Blaise Pascal | Cajón de Sartre | dios | Existencia |Ignacio González Barbero | Infinito | Nada | Pensamiento | Sentido | Textos
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Por Ignacio G. Barbero.
“Me aterra el silencio eterno de esos espacios infinitos”- Pascal
Corría el año 1654 cuando el joven Blaise Pascal,privilegiada y precoz inteligencia que había hechos aportes de enorme relevancia a las matemáticas y las ciencias naturales, sufrió una gran crisis existencial -de corte depresivo- que acabó desembocando en una experiencia religiosa de renacimiento. A partir de esa fecha, se dedicó en cuerpo y alma a la filosofía y a la teología, renunciando al contacto con la sociedad de su tiempo, y se recluyó en sudevoción católica. Visitaba con frecuencia el monasterio de Port Royal des Champs, donde encontraba consuelo en las conversaciones con los ermitaños jansenistas (solitaires), teólogos que bebían teóricamente de la tradición agustiniana.
No tardó en comenzar a redactar una apologética -una defensa- de la religión cristiana. Su muerte, en 1662 (con apenas 39 años) impidió que terminara la obra y losfragmentos que dejó fueron publicados póstumamente bajo el título de “Pensamientos sobre la religión y otros temas”. Trozos que compusieron la imagen de un género humano sin rumbo, perdido, desencajado en el Cosmos; desprovisto de los elementos para garantizarse por sí mismo un conocimiento seguro de la realidad y una moral autónoma que le asiente en la vida. Por ello, el hombre- señala elpensador francés- ha de apostar creyendo en la existencia de un Dios que le ampare y le tranquilice, que le impida sucumbir al vértigo existencial de ser él mismo. Si Dios resulta no existir, el ser humano sigue con su turbación, no pierde nada; si existe, entonces gana “todo”; especialmente, la seguridad de tener un sentido. Esta desesperada apuesta implica un paradigma que nunca se termina deresolver: el hombre posee una inteligencia tan limitada que siempre ignorará la respuesta de Dios. Todo este “juego de creencias” es, en definitiva, una ilusión que esconde una virulenta verdad: el hombre está completamente solo en el mundo, nadie -ni nada- le escucha.
El fragmento que les ofrecemos a continuación lidia con este panorama desolador al tratar una cuestión completamente relevante: “¿Quées el hombre en la naturaleza?”. Pascal contesta con finura, y duele:
Contemple el hombre, pues, la naturaleza entera en su elevada y plena majestad, aparte su vista de los objetos bajos que la circundan. Contemple esta resplandeciente luz colocada como una lámpara eterna para alumbrar el universo, que la Tierra le parezca como un punto rodeado por la vasta órbita que este astro describe y que seasombre de que esta vasta órbita no es a su vez sino una fina punta respecto de la que abrazan los astros que ruedan por el firmamento. Pero si nuestra vista se detiene aquí, que la imaginación vaya más allá; antes se cansará ella de concebir que la naturaleza de suministrar. Todo este mundo visible no es sino un rasgo imperceptible en el amplio seno de la naturaleza. No hay idea ninguna que seaproxime a ella. Podemos dilatar cuanto queramos nuestras concepciones allende los espacios imaginables, no alumbraremos sino átomos, a costa de la realidad de las cosas. Es una esfera cuyo centro se halla por doquier y cuya circunferencia no se encuentra en ninguna parte. Finalmente, es la más grande nota sensible de la omnipotencia divina el que nuestra imaginación se pierda en este pensamiento.Vuelto a sí mismo, considere el hombre lo que es él a costa de lo que es; considérese perdido en este cantón apartado de la naturaleza; y desde esta célula en que se halla alojado, me refiero al universo, aprenda a estimar la tierra, los reinos, las ciudades y a sí mismo en su justo precio.¿Qué vale un hombre en el infinito?
Pero para presentarle otro prodigio igualmente sorprendente, que...
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