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ESCENA 1.
ESCRIBANO: Se inicia la sesión del día de hoy en esta, la corte de los divorcios, que preside el honorable juez Salustiano del Robledal… Todos de pie para recibir a su Excelecia.(Todos se ponen de pie y el Juez ingresa, con barba de varios días y lentes oscuros. Saluda alescribano:
JUEZ: Mi perro… estuvo buena la de anoche… no la pegamos…
(Todos empiezan a criticar y el juez grita, iracundo)
JUEZ: ¡Silencio en la corte! Se inicia la sesión. (Golpea con su mazo. Silencio) Señor escribano, ¿qué tenemos para hoy?
(El escribano, algo despistado, busca entre sus montones de pergaminos y no encuentra nada, los revuelve, se para, estos se les caen una vez, dos veces, hasta que finalmente, el juez le entrega un pergamino que contiene elorden del día. El escribano, algo turbado, y con voz aguardientosa, se pone de pie y dice:)
ESCRIBANO: La corte llama a los esposos García, que pasen ante el señor Juez.
(Entra MARIANA GARCÍA con un aire de mujer fatal y mucho coqueteo; cuando camina se escucha de fondo una canción de reggeaton. Detrás, muy detrás de ella, camina con dificultades, su esposo, el anciano Eustaquio García)MARIANA: Buenas tardes, Sr Juez…
JUEZ (coqueto y mirándola sobre los lentes oscuros con deseo) : Muy bueeeenas las tenga, Señora… (carraspea, adquiere un tono serio y continúa) Dígame, señora, por qué razón se presenta a este juzgado de divorcios?
MARINA: Usted verá, honorable Juez… Soy una mujer que arrastra consigo mucha infelicidad y sufrimiento. Soy demasiado joven y frágil para cargar conesta cruz a cuestas… Usted pensará “¿qué carga esta buena mujer?” (señala al anciano esposo) Pues esta cosa que apenas si se mueve de mi lado, este hombre… qué digo hombre, esta garrapata… Soy muy infeliz al lado de este miserable vejestorio; ya no lo aguanto más… ¡Ayúdeme, por favor. Utilice todo su poder para separarme de él…¡Quiero el divorcio, ayúdeme a remediar ese terrible error en mi vida!(lo señala con el dedo)
EUSTAQUIO: Dónde estamos, mamita? Quién es este señor? Tengo chichi…
JUEZ: ¿Pero qué tan malo puede ser?
MARIANA: ¡Qué tan malo, pregunta usted? (asqueada). Es lento, se le salen las babas a cada rato, tiene más arrugas que un Sharpei, es enclenque como un mueble viejo, respira como si fuera a morirse, su mirada es como de un buitre… Y como casi no me escucha, pues no meresponde en la mesa, y con lo acabado que está, mucho menos me responde en la cama… Y usted sabe, sr Juez, una es joven y tiene mucha necesidades…(camina, coqueta, alrededor de la sala mientras suena la canción.) Además, está ese olor… no sé si me entienda… es un olor de viejo, a sepultura, que se expande por toda la casa, que me invade, que me repugna...¡Mire todo ese desastre! Ni siquiera puedehablar sin que se le acabe el aire, sin que lo invada la tos…
EUSTAQUIO: ¡Eso es mentira, yo…(Lo invade un ataque de tos muy fuerte)
MARIANA: ¡Cállese que yo tengo la palabra! ¿Verdad, respetado Juez? (coqueta) Bueno, como decía… quiero divorciarme de esta miseria humana. Sólo me trae problemas, dolores de cabeza, preocupaciones y es tan feoooo…
EUSTAQUIO: No, pues, tan bonita ella…(Reprochando) Maldita e interesada mujer del demonio. Eso no lo decía cuando nos conocimos.
MARIANA: Cuando nos conocimos, aunque fuera con algo, me respondía, no como ahora que toooodo le cae: la cabeza, los brazos, tooodo….
(Simultáneamente a la palabra, Mariana va apuntando las partes indicadas y Eustaquio las va dejando caer)
EUSTAQUIO:¿Y quién lo dice? Mírate mujer, también a ti se te están cayendolas cosas…
(Mientras Eustaquio habla, Mariana deja caer algo al piso y, coquetamente, se agacha para recogerla, resaltando sus dones… )
MARIANA: Como puede usted ver, Sr Juez, a mi nada se me cae… todo lo tengo en su sitio…Puede usted comprobarlo cuando quiera y como quiera. Si quiere… pues esta misma noche estaré en…
EUSTAQUIO: (Sacando fuerza y mejorando la postura) También usted, o...
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