boccaccio
DECAMERÓN
SÉPTIMA JORNADA
COMIENZA LA SÉPTIMA JORNADA DEL DECAMERÓN, EN LA CUAL, BAJO EL
GOBIERNO DE DIONEO, SE DISCURRE SOBRE BURLAS QUE POR AMOR O POR SU
SALVACIÓN HAN HECHO LAS MUJERES A SUS MARIDOS, HABIÉNDOSE APERCIBIDO
ELLOS O NO.
Todas las estrellas habían huido ya de las partes del oriente, con la excepción de aquella que Lucifer
llamamos, que todavía lucía enla blanqueciente aurora, cuando el senescal, levantándose, con un
gran equipaje se fue al Valle de las Damas para disponer allí todas las cosas según la orden y el
mandato habido de su señor. Después de cuya marcha no tardó mucho en levantarse el rey, a quien
había despertado el estrépito de los cargadores y de las bestias; y levantándose, hizo levantar a las
señoras y a los jóvenes porigual; y no despuntaban aún bien los rayos del sol cuando todos se
pusieron en camino. Y nunca hasta entonces les había parecido que los ruiseñores cantaban tan
alegremente y los otros pájaros como aquella mañana les parecía; por cuyos cantos acompañados se
fueron al Valle de las Damas, donde, recibidos por muchos más, les pareció que con su llegada se
alegrasen. Allí, dando una vuelta por él yvolviendo a mirarlo de arriba abajo, tanto más bello les
pareció que el día pasado cuanto más conforme era con su belleza la hora del día.
Y luego de que con el buen vino y los dulces hubieron roto el ayuno para que por los pájaros no
fuesen superados, comenzaron a cantar, y junto con ellos el valle, siempre entonando las mismas
canciones que decían ellos a las que todos los pájaros, como si noquisiesen ser vencidos, dulces y
nuevas notas añadían. Mas luego que la hora de comer fue venida, puestas la, mesas bajo los
frondosos laureles y los otros verdes árboles, junto al bello lago, como plugo al rey, fueron a
sentarse, y mientras comían veían a lo peces nadar por el lago en anchísimos bancos; lo que, tanto
como de mirar daba a veces motivo para conversar. Pero luego de que llegó elfinal del almuerzo, y
las viandas y las mesas fueron retiradas, todavía más contentos que antes empezaron a cantar y
luego de esto a tañer sus instrumentos y a danzar; y después, habiéndose puesto camas en muchos
lugares por el pequeño valle (todas por el discreto senescal rodeadas de sargas francesas y de
cortinas cerradas) con licencia del rey, quien quiso pudo irse a dormir; y quien dormir noquiso, con
los otros a sus acostumbrados entretenimientos podía entregarse a su placer. Pero llegada ya la hora
en que todos estaban levantados y era tiempo de recogerse a novelar, según quiso el rey, no lejos del
lugar donde comido habían, haciendo extender tapetes sobre la hierba y sentándose cerca del lago,
mandó el rey a Emilia que comenzase; la cual, alegremente, así comenzó a decirsonriendo:
NOVELA PRIMERA
Gianni Lotteringhi oye de noche llamar a su puerta; despierta a su mujer y ella le hace creer que es
un espantajo; van a conjurarlo con una oración y las llamadas cesan.
Señor mío, me hubiera agradado muchísimo, si a vos os hubiera placido, que otra persona en lugar
de mí hubiera a tan buena materia como es aquella de que hablar debemos hoy dado comienzo; pero
puestoque os agrada que sea yo quien a las demás dé valor, lo haré de buena gana. Y me ingeniaré,
carísimas señoras, en decir, algo que pueda seros útil en el porvenir, porque si las demás son como
yo, todas somos medrosas, y máximamente de los espantajos que sabe Dios que no sé qué son ni he
encontrado hasta ahora a nadie que lo supiera, pero a quienes todas tememos por igual ; y para
hacerlos irsecuando vengan a vosotras, tomando buena nota de mi historia, podréis una santa y
buena oración, y muy valiosa para ello, aprender.
Hubo en Florencia, en el barrio de San Brancazio, un vendedor de estambre que se llamó Gianni
Lotteringhi, hombre más afortunado en su arte que sabio en otras cosas, porque teniendo algo de
simple, era con mucha frecuencia capitán de los laudenses de Santa...
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