Boff vida
2025-10-23
La espléndida encíclica del Papa Francisco “sobre el cuidado de la Casa Común” insiste continuamente en que cada ser, por menor quesea, posee valor intrínseco y tiene algo que decirnos, además de estar siempre interconectado con todos los demás seres. Por eso merece respeto y cuidado de nuestra parte.
Estos pensamientos nosremiten al pensador que mejor pensó en Occidente un ilimitado respeto por todo lo que existe y vive: el médico suizo Albert Schweitzer (1875-1965). Era oriundo de Alsacia. Desde pequeño presentó rasgos degenialidad. Se hizo un famoso exégeta bíblico con un vasta obra especialmente sobre cuestiones ligadas a la posibilidad o no de hacer una biografía científica de Jesús. Era también un eximio organistay concertista de las obras de Bach, y compositor. Fue grande mi emoción cuando visité su casa y el órgano que tocaba, en Kaysersberg.
Como consecuencia de sus estudios sobre el mensaje de Jesús,especialmente del Sermón de la Montaña, centrado en el pobre y oprimido, resolvió abandonar todo y estudiar medicina. En 1913 se fue a África como médico en Lambarene, en el actual Gabón, exactamente aaquellas regiones que fueron dominadas y explotadas furiosamente por los colonizadores europeos. Dice explícitamente en una de sus cartas, que «lo que necesitamos no es enviar allí misioneros paraconvertir a los africanos, sino personas dispuestas a hacer para los pobres aquello que hay que hacer, si es que el Sermón de la Montaña y las palabras de Jesús tienen aún valor. Si el Cristianismo nohace eso, perdió su sentido».
Y continúa: «Después de haber pensado mucho, me quedó claro esto: mi vida no es ni la ciencia ni el arte, sino hacerme un simple ser humano que, en el espíritu de Jesús,hace alguna cosa, por pequeña que sea» (A. Schweitzer, Wie wir überleben können, 1994, p. 25-26).
En su hospital, en el interior de la selva tropical, entre la atención a los pacientes tenía tiempo...
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