Bojaya
AÍDA CAROLINA LANCHEROS RUIZ JULIÁN ANDRÉS RINCÓN ORTIZ
Resumen Esta crónica recoge la historia de la confrontación armada vivida recientemente en Bojayá, Chocó (Colombia), que dejó un saldo importante de muertos de la población afrodescendiente y una serie interminable de historias relacionadas con el miedo y la desolación que produce la guerra. El documentomostrará diferentes escenarios en los que se vivieron los momentos previos a la confrontación, su desarrollo mismo y sus trágicas consecuencias. Al final develará imágenes de la guerra y de las heridas que abre. Palabras clave: paramilitares, guerrilla, iglesia, ejército, confrontación., comunidad, autonomía, violencia
Bajo la llovizna de una mañana de septiembre del 2002, Miguel Ángel, decatorce años, se arrodilló en la pista de aterrizaje de Vigía del Fuerte, en el Atrato antioqueño, esperando que uno de los helicópteros militares lo aplastara. Al verlo, su hermano Luis Eduardo corrió hasta el lugar donde el pequeño esperaba su final y evitó su muerte. Ya habían pasado cuatro meses desde el jueves 2 de mayo, cuando los pobladores de Bojayá, municipio chocoano asentado en la otraorilla del Atrato, justo en frente de Vigía del Fuerte, buscaron refugio en la iglesia en medio de una batalla campal entre guerrilleros y paramilitares y una pipeta de gas se coló por el techo del templo y segó la vida de 119 personas. Declinaba el fatídico año en que Luis Eduardo, sus hermanos y otros sobrevivientes de la masacre habían huido como desplazados hacia Quibdó y ahora, tentados por laspromesas del gobierno y cansados de su situación de hacinamiento y miseria en la capital, habían decidido retornar a Bojayá. Miguel Ángel no podía borrar de su mente el recuerdo de la iglesia destruida. Volver era encontrarse nuevamente con los vestigios del dolor que noche a noche martirizaban su vida, y por eso aquella mañana pensó que lo mejor era morir sobre la huella que dejan en el suelolos helicópteros militares. Luis Eduardo Mosquera tampoco olvida el amargo 2 de mayo cuando Bellavista, cabecera municipal de Bojayá, amaneció sumida en un silencio insoportable. En las calles sólo permanecía el olor rancio de los pescados encubetados, y el crujir de los pilotes que sostenían las casas de madera hacía olvidar el sonido tradicional de los requintos y tambores que antes alegraban alpueblo. La noche anterior, unas quinientas personas habían buscado protección en la iglesia San Pablo Apóstol, en la casa de las Hermanas Agustinas y en la casa cural para protegerse de un enfrentamiento que los frentes 5 y 57 del bloque José María Córdoba de las Farc sostenían en el casco urbano contra el bloque Élmer Cárdenas de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá.
El teatro deoperaciones
La población sentía una presencia amenazante desde el domingo 21 de abril de 2002, cuando las autodefensas decidieron recuperar esta zona clave para el
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Bojayá: entre el miedo y los medios.
abastecimiento de armas y droga y para la implementación de megaproyectos como el cultivo de palma africana. La entrada de las autodefensas en 1996 para disputarle esos territorios a laguerrilla significó que la comunidad quedara entre dos fuegos. Desde ese año, ambos actores armados vienen asesinando líderes e imponiendo sus esquemas de explotación y sus modelos económicos. Los habitantes son obligados a entregar sus tierras a precios irrisorios. Se dice que hay pobladores que han tenido que vender sus propiedades y no reciben ni la cuarta parte de lo que éstas pueden valer.Paradójicamente, el conflicto se agudizó en el Chocó a raíz de la ley 70 de 1993, la cual establece que el gobierno nacional debe titular más de 3 millones de hectáreas mediante la expedición de títulos que, de emitirse, beneficiarían a cerca de 32 mil familias afrocolombianas. Aunque legalmente las negritudes pueden poseer sus tierras, hay intereses económicos de multinacionales, narcotraficantes e...
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