BOLA DE SEBO
La ciudad de Rouen ha quedado sin protección, pues, los últimos soldados franceses que la protegían, han tenido que huir ante la superioridad del ejército invasor.
Los vecinos, en sus habitaciones en penumbra, sentían el enloquecimiento que provocan los cataclismos, los grandes trastornos homicidas de la tierra, contra los cuales resultan inútiles prudencia y fuerza.Un temblor de tierra que aplasta bajo las casas derruidas a un pueblo entero; el río desbordado que arrastra campesinos ahogados con los cadáveres de los bueyes y las vigas arrancadas de los tejados, o un ejército glorioso que extermina a quienes se defienden.
A cada puerta llamaban pequeños destacamentos, luego desaparecían en las casas.
Uno de estos grupos de fugitivos se reunieron a las cuatroy media de la madrugada en el patio del Hotel de Normandía, donde debían abordar un coche que los llevaría a Rouen.
Cuando el coche partió iban en él diez personas.
En cuanto fue reconocida por las mujeres honestas que iban en el coche, las palabras “prostituta” y “vergüenza pública”, fueron bisbiseadas tan fuertemente, que Bola de Sebo alzó la cabeza.
Las horas fueron pasando y el hambre fueapoderándose de todos los viajeros, pues, ninguno de ellos, a excepción de Bola de Sebo, había previsto proveerse de alimentos.
Todos se miraban como reprochándose aquella negligencia que era como un azote a sus vacíos estómagos.
Bola de Sebo, agachándose vivamente, retiró de debajo de la banqueta un gran cesto cubierto con una servilleta blanca.
En él tenía dos pollos enteros, golosinas,patés y un gran número de alimentos para un viaje de tres días, con el fin de no depender de la comida de las posadas.
Las bocas se abrían y cerraban sin cesar, tragaban, masticaban, engullían ferozmente, en un concierto de placer y satisfacción.
Así se enteraron de que Bola de Sebo era mujer de armas de tomar.
Caída la noche el cesto se hallaba vacío; entre los diez lo habían agotado sindificultad, lamentando que no fuera mayor.
Antes de la hora de comida, el posadero mandó llamar a Bola de Sebo para informarle que el oficial alemán quería verla en su ofician; ella se negó, pero ante la presión que ejercieron los demás tuvo que acceder.
Quisieron ver al oficial, pero éste sólo permitía que el posadero le llevara los mensajes y, como aquél sólo se despertaba a las diez de la mañana,tuvieron que regresar a sus habitaciones y esperar a que despertara.
Follenvie, que así se llamaba el posadero, se limitó a decir que ignoraba la razón de la negativa del oficial alemán, de ahí que no les quedó más remedio a los viajeros que ir en busca del obstinado prusiano.
La tarde fue lamentable. No entendían nada de aquel capricho del alemán; y las más singulares ideas rondaban por suscabezas.
Lo que el oficial alemán quería era acostarse con Bola de Sebo. Todos se solidarizaron con aquella pobre muchacha, que se negaba a los requerimientos de aquel asqueroso prusiano.
Loiseau, que comprendía la situación, preguntó si aquella “zorra” iba a obligarlos a quedarse mucho tiempo aún en semejante lugar.
El conde, siempre cortés, dijo que no se podía exigir a una mujer tan penososacrificio, y que tenía que salir de ella la decisión.
Loiseau tuvo la idea de proponer al oficial que retuviera a Bola de Sebo por la fuerza y dejase partir a los demás. El oficial se negó rotundamente.
Entonces estalló el carácter populachero de la señora Loiseau. Después de escuchar a la señora Loiseau, llegaron a la conclusión que tendrían que hacer que la misma Bola de Sebo se decidiera aaceptar, entonces se pusieron a conspirar.
Se preparó largamente el bloqueo, como en el caso de una fortaleza asediada.
Convinieron el papel que cada cual desempeñaría, los argumentos en que se basaría, las maniobras que debería realizar.
Hubo al comienzo alusión a personajes abnegados que se sacrificaron por el próximo, llegándose incluso a nombrar el sacrificio de Abraham que no tuvo...
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