bolcheviques
25/02/09 21:27
Ioannes Paulus PP. II
Veritatis splendor
a todos los Obispos de la Iglesia Catolica
sobre algunas cuestiones fundamentales
de la Enseñanza Moral
de la Iglesia
1993.08.06
BENDICIÓN
Venerables hermanos en el episcopado,
salud y bendición apostólica.
El esplendor de la verdad brilla entodas las obras del Creador y, de modo particular, en el
hombre, creado a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1, 26), pues la verdad ilumina la
inteligencia y modela la libertad del hombre, que de esta manera es ayudado a conocer y
amar al Señor. Por esto el salmista exclama: «¡Alza sobre nosotros la luz de tu rostro,
Señor!» (Sal 4, 7).
INTRODUCCIÓN
Jesucristo, luz verdadera que ilumina atodo hombre
1. Llamados a la salvación mediante la fe en Jesucristo, «luz verdadera que ilumina a todo
hombre» (Jn 1, 9), los hombres llegan a ser «luz en el Señor» e «hijos de la luz» (Ef 5, 8), y
se santifican «obedeciendo a la verdad» (1 P 1, 22).
Mas esta obediencia no siempre es fácil. Debido al misterioso pecado del principio, cometido
por instigación de Satanás, que es «mentiroso ypadre de la mentira» (Jn 8, 44), el hombre es
tentado continuamente a apartar su mirada del Dios vivo y verdadero y dirigirla a los ídolos
(cf. 1 Ts 1, 9), cambiando «la verdad de Dios por la mentira» (Rm 1, 25); de esta manera, su
capacidad para conocer la verdad queda ofuscada y debilitada su voluntad para someterse ahttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_06081993_veritatis-splendor_sp.html
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Veritatis splendor - Ioannes Paulus PP. II - Carta Encíclica (1993.08.06)
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ella. Y así, abandonándose al relativismo y al escepticismo (cf. Jn 18, 38), busca una libertad
ilusoria fuera de la verdad misma.
Pero las tinieblas del error o del pecado no pueden eliminar totalmente en el hombre la luz de
Dios creador.Por esto, siempre permanece en lo más profundo de su corazón la nostalgia de
la verdad absoluta y la sed de alcanzar la plenitud de su conocimiento. Lo prueba de modo
elocuente la incansable búsqueda del hombre en todo campo o sector. Lo prueba aún más su
búsqueda del sentido de la vida. El desarrollo de la ciencia y la técnica —testimonio
espléndido de las capacidades de la inteligencia y dela tenacidad de los hombres—, no
exime a la humanidad de plantearse los interrogantes religiosos fundamentales, sino que más
bien la estimula a afrontar las luchas más dolorosas y decisivas, como son las del corazón y
de la conciencia moral.
2. Ningún hombre puede eludir las preguntas fundamentales: ¿qué debo hacer?, ¿cómo puedo
discernir el bien del mal? La respuesta es posible sólogracias al esplendor de la verdad que
brilla en lo más íntimo del espíritu humano, como dice el salmista: «Muchos dicen: "¿Quién
nos hará ver la dicha?". ¡Alza sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor!» (Sal 4, 7).
La luz del rostro de Dios resplandece con toda su belleza en el rostro de Jesucristo, «imagen
de Dios invisible» (Col 1, 15), «resplandor de su gloria» (Hb 1, 3), «lleno de gracia y deverdad» (Jn 1, 14): él es «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14, 6). Por esto la respuesta
decisiva a cada interrogante del hombre, en particular a sus interrogantes religiosos y
morales, la da Jesucristo; más aún, como recuerda el concilio Vaticano II, la respuesta es la
persona misma de Jesucristo: «Realmente, el misterio del hombre sólo se esclarece en el
misterio del Verbo encarnado.Pues Adán, el primer hombre, era figura del que había de
venir, es decir, de Cristo, el Señor. Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del
misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le
descubre la grandeza de su vocación» 1.
Jesucristo, «luz de los pueblos», ilumina el rostro de su Iglesia, la cual es enviada por él para
anunciar el Evangelio a...
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