BOLETÍN ACADEMIA LIBRE 85

Academia Libre
Universidad Pública, voz crítica para construir comunidad. Boletín N°82, Año 3. Del 18 al 24 de febrero de 2013



“La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva”

José Saramago


Editorial: MINEDUC Quiere Monopolizar la Venta de Falsos Certificados

El ministro subrogante de Educación, FernandoRojas, anunció recientemente una amplia investigación para determinar las responsabilidades que pudieran derivarse de las denuncias formuladas respecto de presuntos casos de adulteración de licencias de enseñanza media y documentos de concentración de notas. Según indicó la propia autoridad, funcionarios de la Unidad de Registro Curricular de dicha cartera habrían cobrado entre $ 70 mil y $ 180 milpor cada papel intervenido irregularmente. De todas las situaciones denunciadas, ya hay al menos una en que la falsificación fue establecida. “Aunque son casos aislados, dada la gravedad de estas denuncias, instruimos sumarios internos y llevamos los antecedentes a la justicia, para detectar y sancionar a los presuntos responsables”, dijo el personero de gobierno (latercera.com, 8 de febrero). Enla misma dirección, Rojas remarcó que “vamos a llegar hasta las últimas consecuencias, porque no vamos a permitir que se juegue con la fe pública y se cometan delitos con un instrumento que, recordemos, es clave para procesos como la obtención de becas estatales, el ingreso a la educación superior o la obtención de trabajos”.
Lo cierto es que resulta tristemente esclarecedor el hecho de que, ala hora de argumentar, el ministro subrogante de Educación apele sólo a ejes economicistas y utilitaristas para rechazar la adulteración de documentos. Con ese criterio, entonces, si en una sociedad justa nadie requiriera de becas, ni anduviese subordinando el empleo a certificados, ni aspirase a la universidad, ¿no sería problema falsificar un documento que acredite los estudios? ¿Por qué elMINEDUC no aborda directamente la miseria académica que implica falsear ese tipo de documentos? La respuesta es bien triste: porque, en general, en Chile no se necesita adulterar papeles para entregar certificados falsos, en el sentido en que la Real Academia de la Lengua define el término. ¿Qué puede ser, en efecto, más carente de realidad y de verdad que los documentos con que la institucionalidadpretende acreditar en este país el grado académico de quienes postulan a ellos? En Chile el 82% no entiende lo que lee, pero el título de enseñanza secundaria aprobada lo ostentan casi todos y sólo en 2012 el Ministerio de Educación extendió más de un millón y medio de certificados de estudios y de concentración de notas. ¿Qué sustento en la realidad podrían tener esos certificados que no dancuenta de la incapacidad de los egresados de enseñanza media de responder problemas básicos de matemáticas y que, por obra y gracia del libre mercado, se arrastran hasta que tras cinco años de supuesta educación “superior” un test como el Inicia determina que, en su calidad de futuros profesores, apenas contestan correctamente el 33% de las preguntas formuladas? ¿Qué sería lo verdadero en esos papelesque se entregan con amparo de la ley y promoción de la autoridad? Lo verdadero allí no es la ley, porque Galileo Galilei tuvo que pasar por encima de ella para decir que la Tierra giraba alrededor del Sol. Lo verdadero es que el MINEDUC quiere tener el monopolio del visado de papeles para garantizar que no sean sus empleados, sino las empresas a la que la cartera representa, las que sigan lucrandoa través de la entrega de certificados académicamente insostenibles.
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