bolinho
Páginas: 7 (1702 palabras)
Publicado: 9 de octubre de 2014
Siempre suspiro por ti, ¡oh bosque!, y por ti, ¡oh campo!, y por ti, ¡oh agua! Estoy convencida de que en una vida ancestral, hace ya miles de años, yo tuve raíces y gajos, di flores, sentí pendientes de mis ramas, que eran como brazos jugosos y verdes, frutas tersas, pesadas de zumo dulce; yo estoy convencida de que hace un gran puñado de siglos, fui un arbusto humilde yalegre, enraizado a la orilla montuosa de un río. Por eso siempre suspiro por ti, ¡oh bosque!, por ti, ¡oh campo!, y por ti, ¡oh agua!.
[De El cántaro fresco]
EL ALMA DEL HUERTO
Nuestro huerto es nuevo y pequeñito. Los arboles recién empiezan a dar frutos. El último invierno un naranjito ostentó ocho esferas de oro vivo entre sus ramas tiernas. Esta primavera en el manzano cuajaron hasta dos docenasde flores. Y con amor hemos vigilado el desarrollo de las frutas, primero pequeñitas como avellanas, luego esponjadas y tersas como senos de muchachas. Pintaban ya cuando los gorriones descubrieron tal tesoro. Y hemos tenido que arrancarlas a medio madurar, para evitar que esos golosos con alas malogren nuestra dulce cosecha. Y ahí están, ocultas en mi viejo aparador de cedro. Cuando abro elantiguo armario, un olor delicioso y suave llena el comedor. Es como si el alma del huerto estuviera escondida en el vetusto mueble y se esparciera de pronto por la habitación. Si el viento, extrañado de no encontrar ahora aromas frutales en mi quinta, preguntara un día:
-¿Dónde está el alma del huerto?
Mi viejo armario podría decir abriendo un poquito su puerta maciza por la que escaparía el olor alas manzanas:
-¡Aquí!
[De El cántaro fresco]
SELVA
Selva; he aquí una palabra húmeda, verde, fresca, rumorosa, profunda. Cuando uno la dice, tiene en seguida la sensación del bosque todo afelpado de musgos, runruneante de píos y de roces, lleno de los quitasoles apretados y movibles de las copas de los árboles, bajo las cuales las siestas ardientes son tan dulces y donde es tan grato, tangrato, tenderse a soñar. ¡Selva! ¡Oh, Dios mío, qué palabra tan alegre y tan fresca! ¡Qué palabra para mí tan llena de reminiscencias! Huele a eucaliptos, a álamos, a sauces, a grama; suena a viento, a agua que corre, a pájaros que cantan y pían, a roce de insectos y croar de sapitos verdes; evoca redondeles de sol sobre la tierra, frutas silvestres de una dulzura áspera, caravanas de hormigas rojascargadas de hojitas tiernas, penumbra verdosa y fresca, soledad. ¡Oh Dios mío, evoca mis quince años y toda mi alegría sana inconsciente y salvaje! [De El cántaro fresco]
EL TRIGO
Por frente a la ventana, donde me he sentado a coser, acaba de pasar, lento y pesado, un carro lleno de trigo. En la calle ha quedado un reguero de pajuelas y espigas amarillas y brillantes. Y todo mi corazón se va trasellas y mis ojos no se cansan de contemplarlas y mis dedos tamborilean en los vidrios de la ventana, con ansias de traspasarlos y alargarse hasta palpar ese rastro dorado. Cuando era niña, ¡cuánto me gustaba jugar en las parvas de trigo! Mi cabello rebelde y negro tomaba reflejos dorados bajo las pajitas brillantes que se prendían a él. Era en la época en que el aire es tibio y el viento tieneolor a margaritas. Yo era una chicuela salvaje y alegre y mis ojos no tenían entonces esta expresión ávida y triste que tienen ahora.
[De El cántaro fresco]
VESTIDOS NUEVOS
Creo a veces que las plantas son como las mujeres: les gusta cambiar de traje. Por eso en otoño arrojan al suelo todas sus hojas amarillas y en primavera se cubren de brotes brillantes. ¡Es que, de veras, es tan lindo ponerseun vestido nuevo! Y las acacias se adornan de moños blancos, los aromas de lunares de oro, los plátanos de borlitas verdes y los miosotis, como "Piel de Asno", le piden a l hada de las flores un vestido hecho de cielo. ¡Hasta los cardos, tan ásperos, sienten despertar su coqueteria y se prenden entre las duras greñas un penacho azul! ¡Me río yo de los botánicos que quieren explicar gravemente...
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