Borako
-Padre -díjole al Superior-. ¿Y no debiéramos bautizarlo antes?
Aquella idea tuvo la virtud de detener a todos. Accedió el Superior y determinó que se retrasara la salida del pequeñínhasta que fuera cristiano por lo menos. Se dirigían a la pequeña capilla del convento cuando fray Gil detuvo a la comitiva con otra pregunta:
-¿Y qué nombre le pondremos?
Ya varios tenían en loslabios el nombre de San Francisco cuando, quizá un poco a la ligera, el hermano portero se adelantó y dijo:
-¿No le parece a vuestra paternidad que le demos el nombre del santo del día?
Era a fines deabril y correspondía a aquella jornada la fiesta de San Marcelino. Este fue, pues, el nombre elegido y poco después el nuevo cristiano Marcelino lloraba bajo el agua del bautismo como antes callara aladvertir el rico sabor de la sal. Hízoles gracia a todos los frailes aquel encuentro y andaban como pesarosos, cuando ya hubieron partido los que salían más temprano, de tener que desprenderse del...
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