Borges Carriego

Páginas: 98 (24406 palabras) Publicado: 8 de abril de 2015
Jorge Luis Borges (1899 - 1986)

Evaristo Carriego (1930)

Índice
Prólogo
Declaración
Palermo de Buenos Aires
Una vida de Evaristo Carriego
Las misas herejes
La canción del barrio
Un posible resumen
Páginas complementarias
Las inscripciones de los carros
Historias de jinetes
El puñal
Prólogo a una edición de las poesías completas de Evaristo Carriego
Historia del tango
Dos cartas

...a mode oftruth, not of truth coherent and
central, but angular and splintered.
(De Quincey. Writings, XI, 68)

PRÓLOGO

Yo creí, durante años, haberme criado en un suburbio de Buenos Aires, un suburbio de calles aventuradas y de ocasos visibles. Lo cierto es que me crié en, un jardín, detrás de una verja con lanzas, y en una biblioteca de ilimitados
libros ingleses. Palermo del cuchillo y de la guitarraandaba (me aseguran) por las esquinas, pero quienes poblaron
mis mañanas y dieron agradable horror a mis noches fueron el bucanero ciego de Stevenson, agonizando bajo las
patas de los caballos, y el traidor que abandonó a su amigo en la luna, y el viajero del tiempo, que trajo del porvenir
una flor marchita, y el genio encarcelado durante siglos en el cántaro salomónico, y el profeta velado delJorasán,
que detrás de las piedras y de la seda ocultaba la lepra.

¿Qué había, mientras tanto, del otro lado de la verja con lanzas? ¿Qué destinos vernáculos y violentos fueron cumpliéndose a unos pasos de mi, en el turbio almacén o en el azaroso baldío? ¿Cómo fue aquel Palermo o cómo hubiera sido hermoso que fuera?

A esas preguntas quiso contestar este libro, menos documental que imaginativo.J.L.B.

DECLARACIÓN

Pienso que el nombre de Evaristo Carriego pertenecerá a la ecclesia visibilis de nuestras letras, cuyas instituciones
piadosas —cursos de declamación, antologías, historias de la literatura nacional— contarán definitivamente con él.
Pienso también que pertenecerá a la más verdadera y reservada ecclesia invisibilis, a la dispersa comunidad de los
justos, y que esa mejor inclusiónno se deberá a la fracción de llanto de su palabra. He procurado razonar esos pareceres.

He considerado también —quizá con preferencia indebida— la realidad que se propuso imitar. He querido proceder
por definición, no por suposición: peligro voluntario, pues adivino que mencionar calle Honduras y abandonarse a la
repercusión casual de ese nombre, es método menos falible —y más descansado— quedefinirlo con prolijidad. El
encariñado con los temas de Buenos Aires no se impacientará con esas demoras. Para él, añadí los capítulos del suplemento.

He utilizado el libro servicialísimo de Gabriel y los estudios de Melián Lafinur y de Oyuela. Mi gratitud quiere reconocer también otros nombres: Julio Carriego, Félix Lima, doctor Marcelino del Mazo, José Olave, Nicolás Paredes, Vicente Rossi.J.L.B.

Buenos Aires, 1930.

I

PALERMO DE BUENOS AIRES

La vindicación de la antigüedad de Palermo se debe a Paul Groussac. La registran los Anales de la Biblioteca, en una
nota de la página 360 del tomo cuarto; las pruebas o instrumentos fueron publicadas mucho después en el número
242 de Nosotros. Nos retraen un siciliano Domínguez (Domenico) de Palermo de Italia, que añadió el nombre de supatria a su nombre, quizá para mantener algún apelativo no hispanizable, y entró a beinte años y está casado con
hija de conquistador. Este, pues, Domínguez Palermo, proveedor de carne de la ciudad entre los años de 1605 y 14,
poseía un corral cerca del Maldonado, destinado al encierro o a la matanza de hacienda cimarrona. Degollada y borrada ha sido esa hacienda, pero nos queda la precisa mención deuna muía tordilla que anda en la chácara de Palermo, término de esta ciudad. La veo absurdamente clara y chiquita, en el fondo del tiempo, y no quiero sumarle
detalles. Bástenos verla sola: el entreverado estilo incesante de la realidad, con su puntuación de ironías, de sorpresas, de previsiones extrañas como las sorpresas, sólo es recuperable por la novela, intempestiva aquí. Afortunadamente, el...
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