Borges Y Poema Conjetural
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Jorge Luis Borges at the Millenium. Ed. Gregary J. Racz. Lewiston: The Edwin Mellen Press, 2002, 93113.
años antes, el 29 de octubre de 1945, en la Universidad de Montevideo.
Además deltexto sobre la literatura gauchesca, y precediendo el “Poema conjetural” que clausura la conferencia, se halla “Una declaración final” de poco más de una página en la que el autor explica su interés juvenil por aquella literatura, así como también los sentimientos políticos que motivaron la escritura del poema: Los poemas gauchescos eran, entonces [“hace veinte años”], documentos de un pasadoirrecuperable y, por lo mismo, grato, ya que nadie soñaba que sus rigores pudieran regresar y alcanzarnos. Muchas noches giraron sobre nosotros y aconteció lo que no ignoramos ahora. Entonces comprendí que no le había sido negada a mi patria la copa de amargura y de hiel. Comprendí que otra vez nos encarábamos con la sombra y con la aventura. Pensé que el trágico año veinte volvía, pensé que losvarones que se midieron con su barbarie, también sintieron estupor ante el rostro de un inesperado destino que, sin embargo, no rehuyeron. En esos días escribí este poema. Lo daré, como quien pone una viñeta al pie de una página. (33-34)
Aunque el “Poema conjetural” remite a un episodio de la guerra civil entre unitarios y federales transcurrida durante las primeras décadas del siglo XIX, el autorestablece en esa “declaración final” una serie de vínculos con su época. Haciendo clara referencia al régimen peronista que gobierna el país, Borges dictamina el retorno de la barbarie y ante ella imagina la recuperación de un destino heroico que, hasta ese momento, el desarrollo histórico le habría vedado. Los recuerdos de veinte años atrás, recuerdos que abarcan la literatura exageradamenteépica de Ricardo Güiraldes, la escritura de sus primeros cuentos sobre los “cuchilleros de las orillas” (33) y sus conversaciones con Francisco Luis Bernárdez sobre la Chicago del crimen, le dictan las siguientes líneas: “Tan manso, tan incorregiblemente pacífico, nos parecía el mundo, que jugábamos con feroces anécdotas y deplorábamos ‘el tiempo de lobos, tiempo de
espadas’ que habían logrado...
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