Bosconia

Obra Social Bosconia, del arenal a la Casa - Oratorio

Lo que hasta seis décadas era un terreno baldío perteneciente a don Kurt Beer; es, ahora, una casa de formación cristiana, al estilo Salesiano. Esta misión, iniciada por padre Alberto Álvarez Soto en los arenales del sector Oeste, está próxima a cumplir 62 años al servicio de Piura. Coscomba o  Bosconia. Da igual cómo se le llame. Lo quevale resaltar, es la espiritualidad con que se educan a los niños, jóvenes, e incluso padres de familia.
LUIS PAUCAR TEMOCHE


Un niño de jean plomo y camisa inmaculada, se columpia bajo la sombra de un algarrobo. Son las nueve de la mañana de un domingo; y el sol aún deja ver sus rayos más débiles y escuálidos que intentan penetrar las copas densas de los árboles. Aquí adentro, en la obrasocial Bosconia, hay movimiento gracias a los oratorianos: ese puñado de niños y jóvenes que inundan cada mañana, los pasillos de esta casa.
Para llegar hasta acá, hay que perderse entre las calles estrechas y melancólicas de Nueva Esperanza; hasta encontrar un cartel que indica que, en esta calle con nombre de Presidente –Juan Velasco Alvarado–, queda la casa–oratorio–iglesia–escuela, fundadapor el padre Alberto Álvarez Soto, hace 61 años. Aquí adentro, entre cuatro paredes gris, Nueva Esperanza pisotea la reputación de “zona roja”, y “empieza a jactarse de ser el lugar donde viven niños, jóvenes, y hasta padres de familia que se esfuerzan día a día”, dirá, después, el padre Alcibíades Ramos, subdirector de la obra.
Sesenta años antes, este retazo de tierra era un oratoriopequeño, que ayudaba a los niños de esta parte de la ciudad. Ahora es un centro –con un Cetpro a disposición– que ayuda a todos los pobladores de la Piura de cemento, en especial a Nueva Esperanza. Por eso, para el padre Alcibíades Ramos, este asentamiento de calles sueltas, considerado “zona roja”, no es aquel que la mayoría conoce, sino “un lugar, donde hay personas que se esfuerzan por surgir día adía, y momento a momento”. Ahora, asimismo, esta obra social está próxima a cumplir 62 años de servicio, “solo sólo mediante los oratorios periféricos, sino con diversos talleres: carpintería, costura; comedor infantil, el centro ocupacional, etcétera, etcétera”, continúa. Pero ahora, el niño que se columpia, se va corriendo, a revolotear con los cientos de oratorianos que copan las principalescanchas.


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No. La alegría de este puñado de niños y jóvenes no sería la misma, si  ese 20 de marzo de hace 61 años, al padre Alberto Álvarez Soto, no se le hubiese ocurrido construir una casa orientada a ayudar a la niñez y juventud, sobre todo de las más necesitada. Por entonces, las nubes cargadas de agua, empezaban a posarse sobre Piura niña, y la sepultaban; como una oleada cuando arrasacon todo. Era el año 83. Y el padre Alberto Álvarez –que se le conocería como el padre Good– venía de trabajar de Bolivia y el sur del Perú. Llovía de día, de tarde, y de noche, cuando decidió iniciar un trabajo silencioso y de largo aliento, en estos terrenos donados por la familia de don Kurt Beer, propietario del fundo Coscomba (hoy Nueva Esperanza).
Este sacerdote visionario, cuya inmaculadasotana se veía atravesar la ciudad para dirigirse al sector Oeste, empezó por arborizar el rectángulo desértico que le habían donado; y que soñaba, llegaría a ser un lugar donde se uniría fe y esperanza.
Trabajando de manera ardua, y con el respaldo de los pobladores; inició el oratorio de Coscomba, combinando la práctica espiritual con diversos deportes y juegos recreativos. A mediados delaño donde se escaseó todo, como se conocería a la década del ochenta, el cuerpo del padre Good quedó inerte en una cama tendida con sábanas tan blancas como su sotana. Murió. Y su muerte, fue una de esas que llamamos inesperada: para todos; pero, en especial, para los vecinos de Nueva Esperanza.
A partir de ese momento, muchos salesianos, ex alumnos y jóvenes con vocación de servicio,...