Brasil
MARIA LUIZA HEILBORN1 CRISTIANE S. CABRAL2
El Brasil se cree un país sexualmente desinhibido. Entre las imágenes que constituyen la identidad nacional, la sexualidad y el erotismo espontáneos se presentan como elementos centrales. Dicho imaginario social fue constituido a lo largo del tiempo por cronistas de costumbres (principalmenteeuropeos) que durante tres siglos visitaron el país, incorporándolo a la literatura sociológica nacional (Parker, 1991; Heilborn, 1999b). Esa imagen es una colecta de fragmentos diversos que aún así encontraron, en los usos sociales del cuerpo en el país y en la miscigenación, el terreno fértil para la construcción de esa idea. Sin embargo, esta representación choca con las formas de organización de lafamilia y con el sistema de las relaciones de género que presidían la sociedad brasilera hasta hace pocas décadas atrás. La literatura antropológica brasilera recurrió con gran énfasis al modelo del “complejo cultural mediterráneo” (Pitt-Rivers, 1971) para analizar el sistema de prestigio y poder masculino, fundado en el control de la moralidad y de la conducta sexual femenina (DaMatta, 1985;Fonseca, 2000). No sólo los modelos de familia seguían tal fórmula, como también los modos posibles de experimentación de la sexualidad se organizaban a partir de una estrecha delimitación de esferas, definidas como masculina y femenina. Las interpretaciones acerca del Brasil sostenían la idea de ciertas peculiaridades del proceso civilizador aquí emprendido (Holanda, [1936] 1995), traducido en unadébil delimitación entre las esferas de lo público y lo privado. En suma, el país no cumplía el ideario universalista; este estilo societario es designado como “cordialidad”, término que se refiere al inestable equilibrio entre la expresión de afectos y de violencia. El modelo de la cordialidad brasilera puede ser contrapuesto al de la “civilidad” descrito por Elias (1990), en el cual impera ellímite entre los cuerpos, la interiorización de las emociones y el autodominio. Esta configuración es capaz de iluminar diferentes aspectos de la sociedad brasilera, desde sus maneras clientelistas de hacer política hasta entender por qué la civilidad, no instalada entre nosotros, repercute fuertemente en el dominio de la sexualidad, en las relaciones entre géneros y en las de raza/color. Otro elementoasociado al imaginario de la identidad nacional brasilera refiere al modo de cómo la composición étnica, fundada en el mito de las tres razas (DaMatta, 1978), resulta una “buena mixtura” (Schwarcz, 2007). A partir de 1930 se observa un cambio en la
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Doctora en Antropología, profesora adjunta del Instituto de Medicina Social/Universidad del Estado de Rio de Janeiro (IMS/UERJ), Coordinadora delCentro Latinoamericano en Sexualidad y Derechos Humanos.
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manera de pensar sobre la miscigenación. Varios pensadores sociales comienzan a postular que, en el país, el entrelazamiento de las razas produjo una sociedad con “democracia racial” (Freyre, [1933] 1999). Las transformaciones sociales contemporáneas promovieron cambios en la esfera de las costumbres sexuales y, en cierta medida,en las relaciones de género. Entre ellas podemos mencionar la reducción del tamaño de la familia, la prolongación y la sólida difusión de la escolarización, la intensa urbanización del país, el amplio crecimiento de la comunicación de masas, la diversificación de la escena religiosa, el surgimiento del feminismo y del movimiento homosexual. Una diseminación parcial de los ideales igualitarios derelación entre los sexos también tiene lugar, propiciando así una cierta dilución del contraste entre las experiencias femeninas y masculinas (Heilborn, [1992] 2004). No obstante, persisten importantes asimetrías en las esferas doméstica y familiar. No se puede perder de vista que la diversificación de las costumbres en el Brasil tiene por fundamento el sustrato relacional y jerarquizado de la...
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