Bruno Zevi

eviBruno Zevi, “Después de 5000 años: la revolución”, en revista Lotus International, 104. Marzo 2000, pp. 52-55. _________________________________________________________________________________________________ No creo que sean más de cincuenta personas, entre arquitectos y críticos, los que hayan comprendido la inaudita, colosal revolución que ha tenido lugar en la última década del segundomilenio. Los otros ni siquiera lo han advertido o tienen un vago sentido que les inquieta sin ponerlo en condiciones de explicar el salto. Para el resto, el fenómeno es de tal modo arrollador que inspira miedo y aconseja prudencia. ¿Qué ha sucedido? Se ha cerrado un ciclo de 5000 años de arquitectura, de la edad de la caverna al Postmoderno, durante el cual el lenguaje de los arquitectos ha osciladoconstantemente entre el mundo autoritario de las reglas y el trasgresor de la libertad creativa. Al informal Paleolítico ha sucedido el geometrismo Neolítico; los rígidos “ordenes” griegos han sido contestado por la arbitrariedad helenística; el monumentalismo clásico romano ha sido desmentido por la civilización Adriana y el tardo-antiguo; en los recorridos de la catacumbas se ha alcanzado el“grado cero” de la escritura arquitectónica, privada de todo éxtasis espacial; después el bizantinismo, nuevo “grado cero” en el informal Alto Medioevo; después la espléndida estación anticlásica medieval, románica y gótica, que se prolonga hasta el mismo Brunelleschi. Las veleidades clasicistas de la escuela Albertiana son rápidamente reabsorbida por las mordidas despiadadas del Manierismo, deBramante a Miguel Ángel, de Vasari a Palladio; y desde entonces, incesantes contrastes entre un poder académico y que quería nivelar, institucionalizar, homologar el empeño revoltoso de los pocos, auténticos artistas. El Movimiento Moderno, de 1851, señala etapas de progresivas áreas de libertad, contenidas por los conservadores que querían cerrar el desarrollo y volver atrás. Cuando estalla con FrankLloyd Wright la epopeya orgánica, la vileza llena el último intento de hacer retroceder la historia y, en los años ochenta, invade el campo con el purulento Postmodernismo. Pero, de golpe, como por un milagro, el péndulo reacción-libertad se desvincula de sus leyes genéticas y elige la libertad. Cinco mil años de historia autoritaria son así liquidados. No queda más que los actos creativos, lasexcepciones a las reglas preponderantes. Los arquitectos se han quedado sin reglas, ordenes, proporciones, ritmos, equilibrios, simetrías, cadencias repetitivas, modelo prescriptivos, módulos que copiar, dogmas que respetar. El aparato entero de las convenciones y de los hábitos ha resultado extirpado. De la tarde a la mañana, vence sólo la derogación, lo anormal. Las mesas del dibujo van al basurero,porque el dibujo no sirve ya; gigantescas hogueras de reglas en “T”, escuadras, tecnígrafos, compases liberan los estudios profesionales. Se trabaja con el ordenador que ignora el paralelismo, la línea derecha, el ángulo recto, la uniformidad y lo estandar. Derrotadas las veleidades igualitarias, triunfa la diversidad y la búsqueda de identidad llega a ser una costumbre vital. Durante los cincomil años, todo espíritu creativo ha sido combatido por la academia: Brunelleschi, Miguel Angel, Borromini hasta el suicido, Persico y Terragni hasta la desesperación. Pero, desde los años 90, el fenómeno se ha invertido. Un Frank O. Gehry o un Daniel Libeskind pueden inventar las implantaciones y las estructuras más improbables y locas, los jurados de los concursos internacionales lo eligen y lopremian, la clientela lo aprueba y confirma, el público de los expertos más que el profanos aplaude. Concluido los 5000 años, se pasa página. Nace una nueva arquitectura sobre el terreno arruinado de las escorias de cinco milenios de compromisos. Las escuelas de arquitectura cierran o deberían cerrar, porque no hay nada que enseñar. Los licenciados embotados por una enseñanza desquiciada y...