buda blues

oeste país, que me ha dolido desde nuestros
de amistad
adolescente cuando nos graduamos del colegto y yo supe
enseguida
me presentaría a la
S?ciología
dé la Universidad Nacional. Peroexpenenclas lllusuales
o pruebas fuera de lo común, Sebastián, realmente no he
tenido.
Recuerdo que cuando tú me hablabas de uno de tus viajes
por el sur mexicano o por el Amazonas peruano, o cuando
merelatabas, con lujo de detalles, tus aventuras amorosas
con extranjeras trashumantes o con jóvenes hippies que se
iban a la cama contigo a los pocos minutos de conocerte,
yo no podía sino admirarte,envidiarte, y
mi vida sedentaria y plana no sería la consecuenCla de m:
mediocridad Ymi falta de imaginación. Hasta que aprendl
a aceptarme tal Ycomo era: calmado, paciehte, siléndoso.
Sinembargo, de ese profesor que solía subir y
la
calle 45 bien fuera de ida o de regreso de la Umversldad
ya no queda nada, ni siquiera la mirada o la
sa, pues hace poco me miré en un espejo y no mereconoCl.
Mi antigua identidad se ha venido esfumando
Ya diferencia de otros sujetos que no saben como m cuando se inician estos procesos, yo tengo clarísimo el instante
exacto en el que el mundo dejó deser para mí un espacio
propicio para el pensamiento y el debate intelectual, Y
transformó en un agujero negro del que no supe de que
manéra escapar, un agujero negro que me reveló
de
sombra, mispesadillas más grotescas Ymis remordimientos
más autodesttuctivos. Intentaré contarte todo paso a paso,
sin afanarme, y tal vez haciéndolo logre curarme de estas
/ obsesiones que me han ensuciadola vida de mala
Al fin y al cabo, tú has sido no sólo mi amigo del alma, SIllO
mi hermano, alguien que me conoce desde nÍlio y que me
vio crecer sin ningún asomo de insania o de desvío mental.
Unviernes en las horas de la tarde, cuando me disponía a cerrar la oficina de la universidad para dirigirme a mi

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flpartamento y empezar a disfrutar del fin de semana me
llegó un
urgente. de...