BUENAS TAREAS
rizaday abundante; estos labios amargamente plegados hoy por la decepción, sonreíancon esa ingenuafranqueza con que un alma de catorce años sonríe a la mañana dela vida; mi alma era pura corno la sonrisa de una madre, y mi
corazón
inocentecomo la mirada de un niño;
¡y ella! ¡cuán bellaestaba aquel día, con sus hermosos ojos azules, como floresde borraja, sus blondos cabellos del color de las margaritas en estío, su semblantepálido y su mirada triste!
¡cuán bien le quedaban sutraje vaporoso, azul, y su sombrero de paja, atadodebajo de la barba con cintas del mismo color!
el sol descendía lánguidamente al ocaso, y sus últimos fulgores iluminaban lanaturaleza con esa luzmelancólica y tibia con que el astro rey se despide deaquella parte de la tierra que empieza a dormirse en los brazos de la sombra,helada por los besos de la noche; las nubes vagaban desgarradas en elfirmamento,semejando copos de níveo vellón y más encendidas al Occidente, parecían con losresplandores de la luz moribunda, las últimas llamaradas de un incendio lejano;era la hora del crepúsculo, enque las aves se recogen al nido, tendiendo sobre ellas alas entreabiertas; en que las flores de noche abren sus cálices pálidos, alprimer resplandor de los luceros, cual si fueran las almas de lasmuertas vírgenesque vienen al silencio de la noche, a recibir los besos que sus amantes les mandancon rayos de luz desde el espacio; esta hora en que la naturaleza toda, al compásde las palmas que semecen, de las palomas que se quejan, de las olas que ruedan,de los murmullos que gimen, y viendo levantarse la luna silenciosa en el Oriente,“como una hostia sostenida en el espacio por las manos de un...
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