Bueno para comer
La arbitrariedad de los hábitos alimentarios puede explicarse mediante elecciones relacionadas con la calidad de la nutrición del grupo y con la ecología.
Para mi es uno de los libros que considero indispensable para nutrirel librepensamiento y la capacidad de reconsiderar la pesada carga del etnocentrismo.
La obra se publica por primera vez en 1985 y la primera edición castellana data de 1989.
Se siente repugnancia si se piensa en comer perro estofado, un buen plato de chinches fritas, saltamontes, hormigas, serpiente, carne cruda de humano o caballo.
El perro, sin embargo, es unadelicia para chinos y para indios de las praderas. Los insectos son tan sucios como cualquier otro alimento una vez han sido cocinados. Incluso la antropofagia, si no está precedida de un asesinato, lo que en realidad solía suceder, no tiene contraindicaciones alimentarias excepto si el comido padecía una enfermedad transmisible a pesar del cocinado. Los caballos, en realidad,no son tan diferentes de vacas o cerdos.
Hay culturas para las que beberse un vaso de leche de vaca sería tan repulsivo como para nosotros un trago de orines. Otros veneran las vacas y tienen prohibido su consumo. El cerdo es abominable para los musulmanes y judíos. La mayoría, por no decir todos, los tabúes alimentarios tienen un origen cultural.
Los alimentos que para unos son impensablespueden ser delicias para sus vecinos.
Estas son solo algunas de las preguntas que se encuentran en bueno para comer. ¿Por qué tenemos ansia de carne? ¿Por qué hay culturas que adoran algunos tipos de carne y desdeñan otras? ¿La leche es beneficiosa o los intolerantes a la lactosa y las culturas asiáticas, que la abominan, demuestran que no? ¿Por qué existen vacas sagradas hindúes en un país que semuere de hambre? ¿Por qué el cerdo resulta repugnante para algunos? ¿Por qué no somos capaces de comernos a los perros como hacen los chinos? ¿No es contradictorio consumir langosta o gambas y no gusanos o cucarachas? ¿Cuánto hay de cierto en la antropofagia?
A estas y otras preguntas, Harris responde con claridad meridiana, adentrándose a continuación, de forma honesta y juiciosa, en el bosquede la especulación, una especulación antropológica, histórica, geográfica, biológica y hasta médica.
Poniendo de manifiesto que todo tiene razón de ser, que nada está impulsado por el arbitrio, que los hombres comen o dejan de comer, sienten placer o asco hacia unos u otros alimentos por influencias externas que configuran nuestro paladar y nuestra polaridad mental.
Algunos de los fragmentos deBueno para comer son tan sorprendentes, tan clarificadores, que uno teme olvidar lo que ha leído en cuanto le sale al paso otro fragmento igualmente asombroso. Así que, hasta que inventen algún dispositivo mental que permita hacer lo de clic derecho, guardar como, en la carpeta Cosas Que Quiero Recordar Siempre, aceptar, me temo que habrá que tomar muchas notas, subrayar mucho en verde, en azul yen todos los colores del arco iris.
Por ejemplo, que los hombres y mujeres muy blancas de piel, propias del norte de Europa, son producto del consumo desaforado de leche; aunque ello incremente exponencialmente el riesgo de que sufran cáncer de piel.
El fragmento dedicado a este tema, inscrito en el capítulo de los intolerantes a la lactosa, es de los que jamás quiero olvidar, para soltárseloa cualquiera que me venga con lo de la supremacía de la raza blanca y la túnica del Ku Kux Klan.
Marvin Harris es información torrencial e interesante en estado puro. Información sobre los otros, los diferentes, que nos invita a reflexionar sobre nosotros mismos y, por qué no, a sentir que en el fondo todos venimos del mismo sitio y estamos a merced de los mismos caprichos socioculturales y...
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