Burke Los Prejuicios

EDMUND BURKE (1729-1797)


[Los prejuicios]

Vea usted, señor, que en esta época ilustrada soy bastante valiente para confesar que somos, en general, hombres de sentimientos espontáneos; que enlugar de rechazar todos nuestros viejos prejuicios, los cuidamos, por el contrario, con amor, y para que nuestra vergüenza sea mayor, os diré que los mimamos porque son prejuicios, y cuanto más han duradoy más general ha sido su influencia, más los cuidamos. Tememos exponer a los hombres a que cada uno viva y comercia sobre su propio y particular peculio intelectual, porque sospechamos que estepeculio es pequeño en cada individuo, y que los individuos harían mejor utilizando la banca general y el capital de la naciones de los siglos. Muchos de nuestros filósofos, en lugar de desacreditar losprejudicios generales, emplean por el contrario, su sagacidad en descubrir la sabiduría oculta que contienen. Si encuentran lo que buscan, y raramente fallan, consideran más sabio perpetuar el prejuiciocon la razón que contiene, que tirar la envoltura y quedarse sólo con la razón desnuda, porque el prejuicio hace a la razón activa, y por el cariño que inspira le da permanencia. Los prejuicios seaplican inmediatamente en las dificultades; primero unen al espíritu en un encadenamiento seguro de sabiduría y virtud, y no dejan dudar en el momento de la decisión, al hombre escéptico, embarazado oirresoluto. El prejuicio convierte a las virtudes humanas en hábitos y no en una serie de actos inconexos. Por todo esto, el deber forma parte de nuestra naturaleza.
Vuestros literatos y políticos, ycon ellos el clan entero de vuestros ilustrados, difieren esencialmente de nosotros en este punto. No tienen ningún respeto por la sabiduría de los demás; pero se desquitan teniendo en la suya propiauna confianza sin límites. Para ellos, que un orden de cosas sea antiguo es una razón suficiente para destruirlo. Por lo demás, la duración del edificio que levantan a toda prisa no les inspira...