burlador de sevilla
BATRICIO:
Celos, reloj de cuidados,
que a todas las horas dais tormentos con que matáis, aunque andéis desconcertados; celos, del vivir desprecios
con que ignorancias hacéis, pues todo lo que tenéis
de ricos, tenéis de necios, dejadme de atormentar,
pues es cosa tan sabida,
que cuando amor me da vida, la muerte me queréis dar. ¿Qué me queréis, caballero, que meatormentáis ansí?
Bien dije, cuando le vi
en mis bodas:
“Mal agüero.”
¿No es bueno que se sentó
a cenar con mi mujer,
y a mí en el plato meter
la mano no me dejó?
Pues cada vez que quería metella, la desvïaba,
Acto tercero
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diciendo a cuanto tomaba: “Grosería, grosería.”
No se apartó de su lado hasta cenar, de manera
que todos pensaban que era yo padrino,él desposado. Y si decirle quería
algo a mi esposa, gruñendo me la apartaba, diciendo: “Grosería, grosería.”
Pues llegándome a quejar a algunos me respondían, y con risa me decían:
“No tenéis de qué os quejar. Eso no es cosa que importe, no tenéis de qué temer, callad, que debe de ser
uso de allá en la corte.”
Buen uso, trato extremado, más no se usara en Sodoma; que otro con la novia coma,y que ayune el desposado. Pues el otro bellacón,
a cuanto comer quería,
“¿Esto no coméis?,” decía. “No tenéis, señor, razón.”
Y de delante, al momento
me lo quitaba. Corrido
estoy, pienso que esto ha sido culebra, y no casamiento.
Ya no se puede sufrir
ni entre cristianos pasar;
y acabando de cenar
con los dos, ¿mas que a dormir se ha de ir también, si porfía, con nosotros, y ha de serel llegar yo a mi mujer “Grosería, grosería?”
Ya viene, no me resisto,
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aquí me quiero esconder, pero ya no puede ser,
que imagino que me ha visto.
Sale don JUAN Tenorio
JUAN: Batricio.
BATRICIO: Su señoría, ¿qué manda?
JUAN:
Haceros saber...
BATRICIO:
Mas que ha de venir a ser alguna desdicha mía.
JUAN:
Que ha muchos días, Batricio, que a Aminta elalma le di,
y he gozado...
BATRICIO: ¿Su honor?
JUAN: Sí.
BATRICIO:
Manifiesto y claro indicio de lo que he llegado a ver; que si bien no le quisiera, nunca a su casa viniera;
al fin, al fin es mujer.
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JUAN:
Al fin, Aminta celosa,
o quizá desesperada
de verse de mí olvidada,
y de ajeno dueño esposa, esta carta me escribió enviándome a llamar,
y yoprometí gozar
lo que el alma prometió. Esto pasa de esta suerte,
dad a vuestra vida un medio, que le daré sin remedio,
a quien lo impida la muerte.
BATRICIO:
Si tú en mi elección lo pones, tu gusto pretendo hacer,
que el honor y la mujer
son males en opiniones.
La mujer en opinión,
siempre más pierde que gana, que son como la campana
que se estima por el son,
y ansí es cosa averiguada,
queopinión viene a perder, cuando cualquiera mujer suena a campana quebrada.
No quiero, pues me reduces
el bien que mi amor ordena, mujer entre mala y buena,
que es moneda entre dos luces. Gózala, señor, mil años,
que yo quiero resistir, desengañar y morir,
y no vivir con engaños.
Vase BATRICIO
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JUAN:
Con el honor le vencí,
porque siempre los villanos tienensu honor en las manos, y siempre miran por sí;
que por tantas variedades,
es bien que se entienda y crea, que el honor se fue al aldea huyendo de las ciudades. Pero antes de hacer el daño
le pretendo reparar.
A su padre voy a hablar,
para autorizar mi engaño. Bien lo supe negociar; gozarla esta noche espero,
la noche camina, y quiero
su viejo padre llamar. Estrellas que me alumbráis, dadmeen este engaño suerte, si el galardón en la muerte, tan largo me lo guardáis.
Vase don JUAN. Salen AMINTA y BELISA
BELISA:
Mira que vendrá tu esposo. Entra a desnudarte, Aminta.
AMINTA:
De estas infelices bodas
no sé qué siento, Belisa.
Todo hoy mi Batricio ha estado bañando en melancolía,
todo en confusión y celos. ¡Mira qué grande desdicha!
Di, ¿qué caballero es éste
que de mi...
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