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El gobierno de Uribe ha utilizado una política económica heterodoxa que mezcla y combina elementos keynesianos y monetaristas. El componente keynesiano viene de la constitución de 1991 que ordena a los distintos gobiernos a llevar una política social activa a favor de los grupos de la población más vulnerables en concordancia con el principio del estado social de derecho instituido en la cartamagna. El componente monetarista de la política resulta del conjunto de reformas aprobadas,asociadas estas últimas al modelo del Consenso de Washington. Mirando el paquete de reformas en conjunto y evaluándolas globalmente, esto es en términos del grado del cumplimiento de sus objetivos, podemos afirmar que no condujeron plenamente a lo que se había prometido con las mismas, es decir mejorar lascondiciones de vida de todos los colombianos.La economía se recuperó de su prolongado estancamiento en parte debido a la política de seguridad democrática y a la política monetaria expansiva del Banco de la República, pero también al buen desempeño de la economía mundial. Ambas circunstancias aumentaron el consumo y la inversión privada y jalonaron el crecimiento sectorial de la producción, enparticular la construcción, los servicios y la industria. No obstante la reactivación económica, ésta estuvo acompañada de una fuerte apreciación del peso y su consiguiente déficit en la cuenta comercial de la balanza de pagos, con lo que queda en entre dicho la sostenibilidad del crecimiento. Lo anterior debido a que dichos déficit casi siempre terminan en crisis cambiarias que llevan a recesioneseconómicas. Además, el déficit fiscal y el endeudamiento del sector público consolidado todavía continuaron: el primerollegó a represntar el 4.1 % del PIB en 2006, y el segundo el 65.1% del PIB en 2005. Por su parte, la deuda extera pasó de representar del 29.4% al 19.5% del PIB entre 2002 y 2005 (Mora, Oliver; 2006). La persistencia de dichos déficit llevan a severos ajustes económicos paraeliminarlos, tal como las reformas económicas adoptadas lo puso de manifiesto. El hecho de que aún continúen dichos males,no obstante la puesta en acción de las reformas económicas para conjurarlos, muestra lo inapropiado de las mismas y por tanto el incumplimiento de los objetivos para los cuales fueron creadas.La impotencia de las reformas no sólo se reflejó en los desajustes económicos mencionados. Elbalance del gobierno en materia social igualmente fue desalentador. Si bien la pobreza y la desigualdad disminuyeron, éstas todavía se mantienen en niveles demasiado inaceptables: la primera, medida por la línea de ingreso, abarca cerca del 50% de la población; y la segunda, medida por el coeficiente de Ginni, indica un elevado índice de concentración del ingreso del 0.55. Ambos flagelos, pobrezae inequidad, superan el promedio de los países de América Latina, e incluso a nivel mundial son considerados como de los peores. Así lo advierte un informe reciente de desarrollo humano de las Naciones Anidas en 2005. En consecuencia, si la política económica tiene como propósito último mejorar el bienestar de la sociedad, por los resultados obtenidos en pobreza e inequidad se puede decir que elgobierno indudablemente perdió los cuatro años de su primeragestión.
A estos pésimos resultados contribuyo la reforma al mercado laboral. Aunque la tasa de desempleo disminuyó a la par como se aceleró el crecimiento, la informalidad y el subempleo también aumentaron: más de la mitad de la mano de obra ocupada se encuentra en esta situación. El empleo que se ha creado son empleos temporalesprecarios, inestables, mal pagados y de mala calidad tal como la nueva legislación quiso que fueran. Así, los ingresos reales de la inmensa mayoría de la población son bajos y en estas condiciones poco se avanza en la reducción de la pobreza e injusticias sociales por mucho que el Estado quiera lo contrario a través de la política social o transferencias de sus ingresos a los territorios de la...