¿Cómo Puedes Estar Durmiendo?
Lecciones para la iglesia en el Libro de Jonás
Introducción: El mundo está en medio de una crisis. Las grandes potencias ven destruirse delante de ellos los bastiones que sostenían su esperanza, aquellos en los cuales tenían puestos todos sus recursos. El capitalismo como el sistema económico que prometía mantener la promesa de que el esfuerzo y el emprendimiento personal sería recompensado con ganancias, ha fracasado. Los gobiernos de los países, símbolos del capitalismo están tomando acciones similares a las de aquellos gobiernos socialistas que criticaron o combatieron en el pasado. El militarismos como doctrina de poder ha mostrado su ineficiencia, la ansiada paz mundial sostenida por naciones con un poderío militar , ha mostrado su inefectividad; naciones y pueblos con menos recursos militares pero con pasión nacionalista o extremismo religioso han logrado contener el poderío militar. La democracia como sistema de dominación se encuentra en escrutinio, “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” no es mas que una caricatura dibujada por aquellos que han sabido jugar las piezas políticas y, el sistema que intentaba dar voz al pueblo, lo ha amordazado. Nuestro país ha sido alcanzado también por esta crisis, además de la crisis financiera y la falta de credibilidad en nuestras instituciones, ahora nos encontramos en medio de un tiempo de incertidumbre, corriendo en busca de la justicia y esta parece que se escapa de nuestras manos. Unos a otros nos echamos la culpa, con facilidad buscamos la paja en el ojo ajeno pero, parece que ninguno de nosotros quiere ver la viga en su propio ojo. El país está en medio de dolor. Todos están corriendo de un lado a otro buscando alguna respuesta a las preguntas más comunes que surgen siempre que sucede una crisis o una circunstancia inesperada: ¿Porqué sucede esto?... ¿Qué podemos hacer?... y… ¿Hay alguna esperanza? Uno tras otro los tecnócratas y futuristas se turnan para enunciar sus respuestas. Aquí los economistas dicen que se trata de un ciclo del mercado, allá los financieros abogan por un nuevo sistema monetario y por todos lados, los presidentes echan la culpa a los que les precedieron y los empresarios se apresuran a pedir nuevas ventajas legales para sus negocios. Todos tienen razón, pero sus razones no nos sirven para nada. El ciudadano común y corriente solo entiende las razones simples: cuando el saldo de la chequera del banco no contiene a la de su lista de pagos o cuando no puede salir a la calle sin sentir temor y, sin embargo, no puede confiar plenamente en sus autoridades. El libro de Jonás nos presenta una historia que reproduce una situación parecida a la que nos aqueja a nivel mundial. Cuando leemos el primer capítulo de libro, parece que hay una nueva pregunta que el mundo está haciendo, no se verbaliza pero se percibe a medida que la gente entra en la crisis ¿dónde está la Iglesia? ¿Dónde se encuentra escondido el instrumento de Dios cuando el mundo está en crisis? ¿En que se ocupan sus siervos cuando deberían de estar respondiendo a las preguntas cruciales del mundo? Jonás ilustra esta realidad. La escena que presentan los versículos 1:5‐6 es alarmante, los marineros y pasajeros de aquel barco están en medio de una tormenta y es un situación tan desesperada que cada uno comenzó a clamar a su dios en busca de respuestas. Hombres, mujeres y niños por igual tratan infructuosamente de tirar, primero lo superfluo, luego lo importante y terminan tirando lo esencial, pero nada de eso ayuda a resolver la situación. Todos están desorientados, sin respuesta, cuando, de pronto ...
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