Calcena (Zaragoza, España)

Calcena es sinónimo de libertad y naturaleza. Libertad como la que siente en sus alas este halcón que sobrevuela el mítico paisaje de la cara oculta del Moncayo.Y naturaleza, transformada por la mano del hombre en esta villa que ven. Un lugar tan sorprendente que incluso Dios se fijo en él para establecer aquí un señoríodel obispo de Tarazona.
Las vidas de los habitantes de Calcena, nacidos o llegados de otros asentamientos, se repartían entre el trabajo en las cuevas de plata ola pañería.
Además de la extracción de plata y la pañería, el cultivo de viñas y la fabricación de vino también estuvieron muy ligados a esta localidad en elpasado.
La pertenencia de Calcena al obispado se tradujo en la construcción de un templo religioso de sublime belleza: la colegiata de Nuestra señora de los reyes.Uno de los mecenas más influyentes fue Pedro Villalón de Calcena, capellán del Papa Julio II y precursor del Renacimiento aragonés. Calcena también posee variasermitas, como la de San Cristóbal, orientada al Sur; la de San Roque, al oeste; o Nuestra Señora de las Nieves.
Una de las máximas preocupaciones de los habitantesde Calcena es que sus vecinos más mayores tengan una vida reconfortante y llena de salud.
Otro importante reto para Calcena es fijar población. El establecimientode huertas ha posibilitado, por ejemplo, que varios vecinos acudan a la localidad para el cuidado del cultivo.
Desde lo alto del paraje de San Cristóbal la vidade los ciudadanos de Calcena parece insignificante. Sin embargo, todas y cada una de ellas forman parte de su pasado y, sin duda, también, de su futuro.