Calidad de vida
Pensar en calidad de vida nos hace centrar la mirada en el concepto de calidad y éste nos exige, así de primera mano, tener la sensibilidad de ocupar el lugar de aquélpersonaje que al ser cosificado, con propósito de análisis, pierde la estructura humana imprescindible para un análisis de esta naturaleza. En ese sentido, considero esencial pensar a la calidad de vidadesde quien se enfrenta a la realidad de ese concepto.
El hecho de nombrar a la vida y a la calidad presupone la existencia de aparatos culturales específicos en latitudes y realidades específicas. Esdecir, el significado de la vida para “unos y otros” cambia y se adecua a su posición espacio-temporal y cambia de significado con base en su historia. No es posible pensar entonces, para efectos demedición práctica, el universo de variables que resulta de la inmensidad de perspectivas, es conveniente fijar la calidad de vida en un plano unidimensional o bidimensional inherente a la muestra: Elser humano y la calidad en cuanto a la satisfacción de necesidades que le hagan llevar una vida placentera (alejada del hedonismo y el encasillamiento conceptual, ambiguo en la medida en que esinterpretado a través de filtros culturales e históricos infinitos, de dignificación o vida digna) y al sujeto pobre (objeto de estudio del programa) entendido en su contexto de carencias y dentro de unasituación de referencia “antes y después” de la asistencia de programas sociales y económicos de corte gubernamental.
Para la primera parte, lo relativo al ser humano, puede ser de utilidad laaportación de Maslow en el ámbito de las necesidades humanas y de persona (pirámide). Para lo segundo basta con utilizar e interpretar los datos duros de los múltiples levantamientos de SEDESOL, INEGI, CONAPO(síntesis de identidad, cohesión social, ecología, impacto arquitectónico, psicología, ocio, etc.) o la ONU atendiendo básicamente un rubro económico (Índice de Desarrollo humano dentro del...
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