Calidad o sexo

Parece mentira. Todavía hoy, en pleno siglo XXI, hay muchas personas que piensan que para jugar al fútbol, los chicos deben jugar contra chicos, y las chicas, contra chicas. Sin embargo, el caso deEva García Navarro es algo especial. Ha demostrado sobradamente en categorías inferiores de la Escuela Municipal de Fútbol de Yecla que es igual o mejor que cualquiera de los chicos de su edad quejuegan con ella o contra ella. Pero, sorprendentemente, no puede jugar en clubes federados de nuestra ciudad. ¿El motivo? Pues muy sencillo: el machismo que todavía impera en muchos sectores del balompié.Deberíamos madurar y evolucionar, ya que parece que nos hemos quedado demasiado atrasados en este aspecto. Anteriormente, ha habido otros casos similares a este, como el de Alba Gandía, otra pedazode jugadora, actualmente jugando a fútbol sala en Roldán.

En esta ocasión, me centro en Eva por ser el caso más reciente. Sinceramente, yo me hago esta pregunta muchas veces: ¿Se le habría dado laoportunidad de jugar con uno de los equipos federados de Yecla si Eva hubiese sido hija o familiar de alguna de estas personas que en su día pudieron darle la oportunidad? Es algo sobre lo que sedebería pensar detenidamente. Mi respuesta, y la de muchos que conocemos el tema, sería claramente afirmativa, porque da la impresión de que toda nuestra perspectiva de las cosas cambia cuando se trata dealguien cercano a nosotros.

Todos sabemos que el fútbol y el fútbol sala femenino son deportes muy poco valorados, ya que se mira y se valora, sobre todo, a los chicos. Pero si no ponemos cada unonuestro granito de arena, nunca podremos tratar a las chicas con justicia. En este sentido, en el caso que estoy tratando, se puso un muro desde el principio, sin ver siquiera sus cualidadesfutbolísticas. Tan solo se miró el hecho de que fuese una chica. Algo bastante lamentable. Por desgracia para el fútbol yeclano, Eva se ha tenido que ir fuera para que un equipo de fútbol federado de su...