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Efesios 4:15
Dios quiere que crezcas.
La meta de nuestro Padre celestial es que maduremos y desarrollemos las características deJesucristo. Lamentablemente, millones de cristianos envejecen pero nunca maduran. Están atascados en una infancia espiritual perpetua, permanecen en pañales y zapatitos de lana porque nunca tuvieronla intención de crecer.
El crecimiento espiritual no es automático. Requiere compromiso intencional. Debes desear crecer, decidir crecer, hacer un esfuerzo por crecer y persistir en el crecimiento.El discipulado, el proceso de convertirnos más semejantes a Cristo, siempre empieza con una decisión. Jesús nos llama, y nosotros respondemos: “Jesús le dijo: “Ven, sé mi discípulo”. Así que Mateo selevantó lo siguió”.
Cuando los primeros discípulos decidieron seguir a Jesús, no entendieron todo el alcance de su decisión. Simplemente respondieron a la invitación del Maestro. Eso es lo único quese necesita para empezar: decidir convertirse en discípulo.
Nada le da más forma a tu vida que los compromisos que asumas. Ellos pueden servir para tu desarrollo o destrucción, pero en ambos casoste definirán. Dime con qué estás comprometido, y te diré lo que serás en veinte años. Llegamos a ser lo que nos comprometemos ser.
Llegado ese momento de compromiso, la mayoría de las personaspierden el propósito de Dios para sus vidas. Muchas temen comprometerse con algo y simplemente vagan sin rumbo por la vida. Otras, sin mucho entusiasmo se comprometen con valores incompatibles y acaban enla frustración y la mediocridad. Otra asumen un compromiso total con metas mundanas, tales como llegar a ser ricas o famosas, sólo para terminar defraudadas y amargadas.
Como todo lo que se eligehacer tiene consecuencias eternas, será mejor que elijas con sabiduría. Pedro advierte: “Ya que todo lo que nos rodea será consumido por el fuego, ¡qué vidas santas y piadosas deberíamos vivir!....
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