Call of Duty Adiccion
La era tecnológica en la queestamos instalados es, sin duda, un acierto a la hora de facilitarnos algunas tareas. Pero, como todo, necesita de un mínimo de equilibrio para no romper con aquellos valores que nos conducen a lafelicidad.
Antaño, la forma de jugar permitía más equilibrio: deporte físico, contacto social con los amigos, oxigenación (cuando era al aire libre); incluso se desarrollaba la creatividad y el ingenio.Los juegos actuales se dirigen más hacia nuestras emociones. Son cuestión de práctica solitaria y competitividad (cuando batimos récords por Internet, ya que incluso se puede jugar en línea), altiempo que el jugador siente una sensación placentera que le aleja de las responsabilidades y le permite vivir una vida paralela en la que él es quien pone las normas. Su ingenio consiste en superar laslimitaciones de la máquina (que es una cuestión manejable) en lugar de las que le pone la vida.
Leyendo algunos otros artículos de prensa sobre el suceso, podemos reconstruir los hechos. Andreu CollTur, el presunto parricida, es un joven mallorquín de 18 años adicto a los videojuegos, entre los que se mencionan Call of Duty, Dead Rising 2, Infamous 2 y Assassin’s Creed III. Al parecer, tal era sugrado de adicción, que llegaba a jugar hasta doce horas diarias, unas sesiones maratonianas en las que, jugando online, conoció al zaragozano de 20 años Francisco Abas Rodríguez. Enseguida se hicieronmuy amigos, sobre todo jugando a Call of Duty.
Andreu vivía en el municipio mallorquín de Alaró con su padre, un rico empresario con una fortuna de 50 millones de euros y que recientemente habíacambiado su testamento para nombrar heredero universal a su hijo Andreu. Conocedores de este hecho, los dos jóvenes planearon entonces asesinar al hombre para quedarse con todo el dinero y emprender...
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