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Hay tres grandes vertientes de la teoría económica contemporánea, los clásicos, los marxistas y los keynesianos.
Los clásicos, en particular los británicos, Jeremy Bentham , Adam Smith, David Ricardo, James Mill, John Stuart Mill, generaron sus pensamientos en tiempos en que la racionalidad del ser humano parecía un dogma indiscutible, además de necesario para luchar contra el oscurantismo delpensamiento medieval todavía imperante en la mayoría del continente europeo. Eran, por otro lado, los sofisticados continuadores de los científicamente torpes mercantilistas, panfletistas que escribían haciendo lobby para sus negocios o los de sus mecenas con apariencia a veces académica.
Karl Marx es llamado con justicia otro clásico, ya que tomó la mayoría de los principios enunciados por susantecesores como válidos, y desarrolló nuevas teorías socio económicas que incluían una más realista visión de la historia del hombre, incorporando la lucha de clases como motor de la misma, y por otro lado prediciendo el supuesto fin del capitalismo por una lógica reducción competitiva paulatina de las ganancias de los capitalistas hasta llegar a algún tipo de cero. (Joseph Schumpeter se encargó 70años después de explicar a través de su “empresario innovador”, parte del porqué Marx en esto obviamente se equivocó, ya que el capitalismo sigue rampante).
Pero la principal objeción que nos suscita el pensamiento marxista y su difusión es la distracción que genera en la intelectualidad progresista sobre el objeto principal de la problemática histórica de los últimos doscientos años, al oponerotra visión materialista al capitalismo, dando lugar a una contradicción dialéctica histórica entre materialismos, que ha acercado a la raza humana a un suicidio tanto intelectual y espiritual como real y concreto.
Un brillante, casi mágico, Keynes propuso, entrado el siglo XX, mirar a la economía con enfoques novedosos. Descubrió que la gente tiene algunas conductas no tan racionales, como latendencia a la liquidez, y sacó de la galera el conejo del bienestar, aunque quizás sin profundizar sobre ello lo suficiente.
Desgraciadamente, no llegó a cuestionar a fondo la racionalidad de las conductas humanas, y dejó una polémica abierta sobre el comportamiento del Hombre en los hechos económicos que, en el próximo corsi e ricorsi de la historia, destruyó gran parte de los efectosmaravillosos de una teoría económica que por primera vez apuntaba al bienestar social y no a la ganancia del empresario.
Tampoco sus seguidores fueron lo suficientemente rutilantes como para continuar la senda de pensamiento libre inaugurada por John Maynard K.
Era necesario liberarse de ataduras dieciochescas, convocar a la psicología, esa nueva ciencia sobre la complejidad de nuestra mente, paradesembarazarse de esa históricamente comprensible pero absolutamente ridícula postura sobre que nuestros actos son racionales.
Personalmente me crié con mi abuelo materno de origen alemán, educado en Heidelberg, profesor universitario desde los 19 años, miembro de las Academias chilenas de la Lengua, de la de Historia y de la de Ingeniería. Mi mente se desarrolló bajo ese ejemplo extremo, y no cesa deracionalizar, diría que jamás, incluso en la intimidad. Pero en lo que hace a mis actos, a mi conducta, la ventaja de racionalizar es que los observo, los estudio y los juzgo.
Porque ninguno de mis actos cotidianos es racional.
La racionalidad es apenas un vector más en la compleja trama de motivaciones que orienta nuestras conductas.
Algunas mentes privilegiadas llegan a tener algunos pocosactos racionales en el transcurso de toda una vida, siendo el más frecuente el de “pisar la pelota y mirar la cancha”, el detenernos a analizar nuestras vidas para replantearlas, en momentos generalmente críticos.
El cortejo sexual domina gran parte de nuestras acciones durante, a su vez, una porción mayoritaria de nuestra existencia.
La actitud hormonal es característica fundamental en muchos...