CALLEJUELA

CALLEJUELA

Emplazada en los arrabales de una aldea extraviada, una callejuela anónima despuntaba con el rumoreo privativo de su ajetreo. Un talle ruinoso y decrépito, facultaba el chisporroteosilvestre de la tinturación con que motejaba a cada filamento constitutivo. En una tarde cualquiera, la cotidianidad más fidedigna orondaba el tumulto de la existencia acaecida en las coordenadasexactas:

Apuraba la pardusca somnolencia del crepúsculo venidero. Presunciones esponjosas sacudían céfiros diligentes en las oquedades corpulentas de relieves expansivos; aquellos centinelas colosalesque en esa instancia implosionaba en presunción y delegaban estelas monocordes a la ansia de aleación que persuadía el ocaso vespertino. Un tableteo refrendado alardeaba de la etéreaindiscriminación con que velaba la ventisca por sobre el latifundio libérrimo, y con ella, un séquito desmesurado de astillas que estampábanse con coraje de señorío en las dermis ateridas de quienes prorrogaban suguarnecimeinto. En los flancos de la meseta, una salmodia lúgubre aclamaba los acordes lastimeros de la nostalgia anfitriona; se esparcían hurañamente, con murria de procesión crepitando en la hojarascade los ánimos atribulados. Una hidropesía sin celada, manoteaba en un horizonte desarraigado, apostando huestes en la antesala de la penumbra. Y todo como entelequia trillada en la analogía de unaterritorialidad que miró para sus adentros en procura de filiación.

Entre todas, una covacha parsimoniosa con el tiempo, al que ofrendaba con descascaramiento escandaloso, mostrábase en pose cansinay testimoniaba fidedignamente, la veteranía del poblado. En su interior, mesas pringosas, distribuidas sin orden, reclutaban a sus dependientes consuetudinarios a la hora en que desaguaba elresquemor. Allí se fermentaba el melodrama humano, deshuesando la abigarración desbocada de desventuras apetecibles de carne doliente, y entonces, presuroso y solícito, el aguardiente fraternal, ambulaba...