Calmanovich
Páginas: 207 (51589 palabras)
Publicado: 12 de abril de 2011
O EL
OFICIO DE HISTORIADOR
entimientos" de nuestro oficio. Esa será para ellos la mejor manera de prepararse, gracias a una elección deliberada, para conducir razonablemente sus esfuerzos. Sobre todo me gustaría verlos acercarse, cada ocasión en mayor número, a esta historia ampliada y profundizada a la vez, cuyo diseño concebimos varios —cada día quienes lo hacemossomos más—. Si mi libro puede servirles para ello, sentiré que no ha sido [absolutamente] inútil. Confieso que hay en él una parte programática.Pero yo no escribo únicamente, ni sobre todo, para el uso interno del taller. Tampoco pienso que sea necesario ocultar a los simples curiosos las irresoluciones de nuestra ciencia. Ellas son nuestra excusa; más aún: la causa de la frescura de nuestrosestudios. No sólo tenemos el derecho de reclamar en favor de la historia la indulgencia que todos los comienzos merecen. Lo inacabado, si tiende constantemente a superarse, ejerce sobre cualquier mente apasionada una seducción que bien vale del logro perfecto. Al buen labrador le gustan tanto las labores y la siembra como la cosecha, ha dicho más o menos Péguy.Conviene que estas palabrasintroductorias terminen con una confesión personal. Cada ciencia, tomada de manera aislada, no representa sino un fragmento del movimiento universal hacia el52 Apología para la historia o el oficio de historiador conocimiento. [Ya tuve la ocasión de dar un ejemplo de ello más arriba:] Para entender y apreciar bien sus procedimientos de investigación, aunque se trate de los más particulares en apariencia,resulta indispensable [saber] unirlos [, con un trazo perfectamente seguro,] al conjunto de tendencias que se manifiestan, en el mismo momento, en las otras disciplinas. Ahora bien, este estudio de los métodos en sí mismos constituye, a su manera, una especialidad, cuyos técnicos se llaman filósofos. Éste es un título al que me está vedado aspirar. A causa de esta laguna de mi primera formación,probablemente este ensayo perderá mucho, lo mismo en precisión de lenguaje que en amplitud de horizonte. No puedo presentarlo sino como lo que es: el compendio de un artesano a quien siempre le ha gustado meditar sobre su tarea cotidiana, la libreta de un obrero que por muchos años ha manejado la toesa y el nivel, sin por ello creerse matemático.12Nota de Marc Bloch: "Quizá no sea inútil que añada unaspalabras más para disculparme. Las circunstancias de mi vida actual, la imposibilidad de tener acceso a alguna biblioteca grande, la pérdida de mis propios libros ocasionan que tenga que confiar mucho en mis notas y en mis experiencias. Las lecturas complementarias, las verificaciones que reclamarían las propias leyes del oficio cuyas prácticas me propongo describir, muy a menudo me estánprohibidas. ¿Algún día me será posible llenar las lagunas? Temo que nunca por completo. Al respecto no puedo sino solicitar indulgencia, diría 'declararme culpable', si no fuera asumir las faltas del destino más de lo que es justo
I. LA HISTORIA, LOS HOMBRES Y EL TIEMPO
1. LA ELECCIÓN DEL HISTORIADOR
La palabra historia es una palabra muy vieja, [tan vieja que a veces ha cansado. Cierto es que raravez se ha llegado a querer eliminarla del vocabulario.] Hasta los sociólogos de la escuela durkheimiana le hacen un lugar, pero para relegarla en el último rincón de las
ciencias del hombre: suerte de mazmorras donde arrojan los hechos humanos considerados a la vez como los más superficiales y los más fortuitos, mientras que reservan a la sociología todo aquello que les parece susceptiblede análisis racional. Por el contrario, aquí conservaremos su significación más amplia. [De antemano la palabra no veda ninguna dirección hacia la cual se pueda orientar la investigación: sea de preferencia hacia el individuo o hacia la sociedad, sea hacia la descripción de las crisis momentá- neas o hacia la búsqueda de los elementos más durables; no encierra en sí misma ningún credo; no...
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