Calvinismo ontologico
Me propongo abordar en estás líneas no una cuestión cualquiera sino la cuestión por antonomasia: ¿qué es lo real? Obviamente no pretendo establecer reveladoras y revolucionarias conclusiones sino, más bien, ofrecer un bosquejo de algunas importantes respuestas y, eso sí, hacer una toma de partido personal en esta peliaguda cuestión.
Empezaré con un planteamiento que esbastante habitual y compartido entre los filósofos y no tanto fuera del gremio: esta no es una cuestión científica y por tanto la ciencia no nos suministra una respuesta adecuada. Por varias razones.
• Primera. Porque no existe algo así como “la ciencia” que hable con una sola voz. Las diferentes disciplinas científicas no son como las partes de un todo que pueden ser ensambladas de nuevode tal manera que la estructura de la totalidad pueda volver a recomponerse de nuevo. Hoy más que nunca sabemos que no es así: las diferentes disciplinas científicas: física subatómica, química, biología molecular, botánica, geología, cosmología, sociología, psicología, estadística, lingüística etc mantienen muchas veces no solamente posiciones diversas sino incompatibles; parten de posicionesteóricas y metodológicas diferentes e incluso dentro de la misma disciplina hay concepciones totalmente incompatibles (el caso más famoso podría ser la polémica Einstein–Bohr sobre la interpretación de la mecánica cuántica)
• Segunda. La pluralidad de las ciencias no puede dejarse de lado desde una perspectiva reduccionista situando a la física como la perspectiva más adecuada parapronunciarse sobre esta cuestión. Los químicos, por ejemplo, podrían aducir, y con buenas razones, que las categorías propias de su disciplina (los elementos químicos) son los más apropiados para reconstruir el mundo en que vivimos. Además, en el supuesto que otorgásemos a los físicos el derecho a decidir es seguro que no se pondrían de acuerdo. Debiera ser motivo suficiente para eludir el cientifismo laausencia de una teoría unificada en la física (pues la teoría de cuerdas está lejos de alcanzar el consenso requerido) capaz de integrar la teoría general de la relatividad y la mecánica cuántica.
• Tercera. Porque aunque diéramos a la mecánica cuántica (por ser la ciencia de las partes más pequeñas y partiendo del supuesto de que lo complejo puede reconstruirse a partir de sus partes) ensu versión ortodoxa –interpretación de Copenhague- la autoridad para precisar la respuesta buscada, sus soluciones distan mucho de ser satisfactorias: el problema del observador es un problema no resuelto pues cualquiera de sus soluciones acarrea las más extrañas paradojas; el status ontológico de la función de onda (que viene a sustituir a las viejas “partículas”) es muy confuso (el mismo Bohrseñala que la función de onda debe entenderse en un sentido “simbólico”); la existencia de mundos múltiples y de variables ocultas sigue siendo objeto de controversia etc.
¿Se deduce de todo lo anteriormente expuesto que debemos prescindir de la ciencia para abordar la cuestión ontológica fundamental Pues tampoco. A pesar de todo lo dicho si las ciencias alcanzan buenos resultados, y lo hacen, esporque sus premisas y presupuestos no están descaminados. Si partieran de una concepción completamente equivocada de la Realidad no podrían transformar el mundo de la manera en que lo hacen.
El error de las ciencias consiste en pretender ser la única respuesta.
Lo que no podemos – o no debemos- hacer es medir otras respuestas con el rasero de la ciencia habida cuenta de las contradiccionesapuntadas. Tampoco defiendo el “todo vale”, ni la ausencia de criterios.
Paul Feyerabend plantea en un capítulo de su último e inconcluso libro, La conquista de la abundancia, la pregunta que ha dado pie a esta entrada ¿Son más reales los átomos que los dioses olímpicos? “Claro que sí”, responde el ilustrado ciudadano del siglo XXI: “¿acaso no avala la ciencia y toda la tecnología que de...
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