Cambia La Vida
Cuantas cosas nos sucede que nos cambia la vida. Por supuesto, son muchas, en mi lenguaje diría muchones. A tal punto las cosas suceden, que el temporal previo que se descargósobre estas latitudes, fue de tal intensidad su ferocidad, que encontré toda la planta baja de la casa de mi madre sumida en agua, no entendía nada de lo que estaba pasando, pensé que fue el depositodel baño que quedo abierto, pero no, la claridad del día que amanecía tupido en agua, hacia ver a mis ojos, que todo el barrio estaba anegado, siendo el agua misma una invitada inesperada en la mayoríade las casas del barrio. Si tal situación, de esas aguas entrando turbias no era señal de que ese día algo no estaba cambiando mis días, no podía imaginar cual otra seria la señal.
Irme a vivir solo,me cambio la vida desde el momento en que tome la decisión. Fueron idas y vueltas constantes, buscando, averiguando, refunfuñando contra los avatares de la situación, que se empecinaba en dificultartodo, no era mi mejor momento aunque era el instante de hacerlo para cambiar las piedras del camino mío.
Hacía meses, que esperaba la confirmación de un departamento sobre la calle Blanco Encalada,en pleno barrio anegable de Belgrano, promesa veraniega de una sobrina, mientras seguía la búsqueda incesantemente, al mismo tiempo debía hacer frente a varias situaciones personales que meatornillaba sin parar la conciencia como un pájaro carpintero. Sin embargo, una noche invernal de Julio, el frio despertó mis pensares y cansado de tanto esperar las noticias congeladas por la mala gestión,llegue aturdido a mi vieja morada y le avise a mi sobrina que se olvidara de esa propuesta tan ilusa como una estrella fugaz, estaba enojado como pocas veces y mi intuición me guiaba claramente haciaotras opciones que hacía tiempo había descartado.
A la mañana siguiente, todavía sentía el calor del enojo nocturno, que me había aterrizado como una vieja helada, sentía como la escarcha de ese enojo...
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