Campamento Siniestro
CAMPAMENTO SINIESTRO
Gustavo A. Segredo
Eran las 2 de la mañana del jueves 8 de diciembre año de 1994, era un día lluvioso y yo me encontraba en la oficina de la estación de policía terminando un papeleo sobre los casos del día. Ya solo estábamos 4 personas en todo el lugar: Eduardo vigilaba las celdas de los detenidos del día, Natalia se encontraba encerrada en su oficina y Carlos meayudaba guardando todo lo que yo terminaba de revisar.
Estaba por terminar cuando, súbitamente, un joven de unos 20 años entró cojeando en la estación cubierto de sangre y lodo; en su cara se veía el terror y una mirada suplicante de ayuda; apestaba a sudor, heces, orina, tierra, sangre coagulada y otras cosas más que no alcanzaba a detectar.
En cuanto entró, Carlos corrió hacia el enfundando elarma por si las dudas, pero luego de unos segundos de registrarlo con la mirada, se dio cuenta que no representaba ningún peligro y procedió a llevarlo a mi oficina; luego trajo un abrigo y lo cubrió pues estaba tiritando de frío, le llevó un café caliente que el joven acabó de un solo trago. Quisimos obtener de el alguna respuesta a nuestras preguntas pero fue inútil, no contestaba a nada. Luegode unos 15 minutos, Natalia salió de su oficina, por su reacción al ver sentado al muchacho sentado en mi oficina me di cuenta que no se había percatado cuando entró. Así que me hizo de señas que saliera porque quería preguntarme algo:
-¿Quién es el muchacho? ¿Qué está haciendo aquí?
-No nos ha dicho quién es -respondí- solo sabemos que entró asustado, pidiendo ayuda con la mirada y que tiene unhedor terrible.
-En cuanto hable me lo comunicas, es necesario llenar un informe.
-Lo sé, no te preocupes
-¡Que no se te olvide que ahora soy tu superior! Así que debes tratarme como tal.
-Lo siento sargento, no se preocupe.
-Así está mejor, que no se te olvide.
Me quedé pensativo, algo molesto por el regaño que me habían dado, aunque eso era lo de menos comparado a lo que se vendría adelante siel ego de ella seguía creciendo cada día y si se triplicaba cada vez que le daban un ascenso. Me costaba creer que era la muchachita que hacía unos años había ayudado para que ingresara a la estación (tiene 10 años menos que yo); en aquel entonces pude ver todo su potencial, supe inmediatamente que destacaría y que sería muy buena agente, pero desde entonces pude ver su enorme ego y supeinmediatamente que sería un problema; sin embargo, tomé el riesgo y logré que entrara, no me arrepiento de mi decisión, puesto que es muy buena en su trabajo, pero lo que lamento es que se olvide rápidamente de los que la han ayudado, de los que ha ido usando para escalar posiciones. No entendía como había sido capaz de hace 3 años estar saludando al conserje todos los días y llegar al punto hoy en día,en que ni siquiera lo mira.
Luego de esa dilación mental, regresé a mi oficina y vi que todo seguía igual, como estaba ya muy cansado solo guardé los pocos papeles que quedaban en mi escritorio y los dejé para el día siguiente; pensé que sería más entretenido lograr sacarle una palabra al muchacho. Intenté preguntándole su edad, su lugar de origen, el motivo de su estancia... pero nada, todo erainútil, el no quería hablar debido a algún trauma muy seguramente así que decidí dejarlo tranquilo unos instantes.
Salí nuevamente de la oficina, dejé a Carlos al cuidado del joven y me dirigí hacia las celdas de la estación, quería conversar un poco con Eduardo para pasar un rato el momento, el siempre era muy jovial, siempre encontraba la manera de hacer reír a todos (incluso a Natalia, aunqueluego se molestara). Tenía alrededor de veintiocho años, se había graduado joven debido a su alto nivel de responsabilidad e inteligencia, y aunque sus pretenciones no eran elevadas, siempre lograba salir adelante debido a su forma de ser.
Cuando llegué lo encontré dormido en su silla, menos mal que los detenidos del día eran dos simples drogadictos que habían robado a una niña el dinero para...
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