Campeche
(Leyenda Campechana)
Por el Dr. Nazario V. Motejo.
Por los años del 70 al 80 del siglo pasado, vivió en Campeche un individuo de nombre Jorge y de apellido Bolívar, pero los vecinos le conocían con el apodo de MANITO, porque él así llamaba a todos.
Mentiroso y echador de brujo y de tener pacto con el diablo; pero el tal Manito no era brujo ni tenia pacto con ningúndiablo y si era un fresco vividor. Si se extraviaba un cerdo en el barrio, Manito era consultado para averiguar el paradero del marrano (con perdón de la palabra) y comenzaba por pedir una botella de anís para hacer tres buches y rociar la imagen de un santo que él mismo había tallado. Por cierto que el pobre santo, era San Dimas, otras San Roque y otras San Román Nonato; en fin, que representabavarios papeles según las condiciones y el milagro que se deseaba. Si por casualidad aparecía el objeto perdido, el mérito era de Manito, y si no, culpa era del aguardiente, que del mero bueno no fue.
Pues bien, cuando había tenido que oficiar tres o cuatro veces durante el día, buscando objeto robados o cosas perdidas, él era el que quedaba perdido completamente, que a fuerza de buches ytragos resbalados atrapaba una borrachera de Dios y Ley, y a dormirla iba por la noche a la alameda Francisco de Paula Toro y tendido boca arriba sobre un banco roncaba a pierna suelta. Cuando alguien pasaba junto a él y le despertaba preguntándole que hacia allí, respondía con la mayor frescura “estoy esperando a mi hermano el diablo”, esa era su respuesta favorita.
Había un amigo suyo, platerode oficio, a quien llamaba el Tío Charo, quien aburrido de la desfachatez de Manito, resolvió darle un susto y acabar con sus brujerías.
Cierta noche, este amigo, pasando por la Alameda oyó los ronquidos de Manito y aproximándose le preguntó:
-Manito ¿ Qué haces?
-Pues, Manito estoy esperando a mi hermano el diablo.
-¿Y vendrá esta noche?
-De seguro todas las noches, al dar las doce,viene arrastrando su cadena y echando fuego por la boca.
-¿ Y no le tienes miedo?
-Al contrario Manito; lo espero y tratamos asuntos importantes.
-pues Manito son las once; falta una hora para tu diablesca entrevista. Me voy de prisa, pues no quiero darme con tal señor. Hasta mañana.........Ya me contarás....................
-Que te vaya bien, cobarde se volvió de lado a continuar su interrumpidosueño.
Inmediatamente el Tío Charo apretó el paso; llegó a su taller, en donde había preparado todo con anticipación. Se quitó la ropa, quedando como su madre lo echó al mundo. Se pintó la cara y el cuerpo de rojo almagre, pusosé una máscara del diablo que habíale servido en el carnaval pasado; tomo tres varas de mecha azufrada, untosé en el cuerpo de fósforo, cogió la cadena con la cualsujetaba a su perro, y amparado por la obscuridad de la noche, se dirigió cautelosamente a la alameda, precisamente cuando sonaban las doce en los vecinos campanarios. Al entrar a la citada alameda dio fuego a la mecha y comenzó arrastrar su infernal cadena sobre el empedrado de aquel paseo y gritó con voz hueca:
-Manito, aquí esta tu hermano.
Despertó Manito azorado y restregándose los ojos,los fijó en la horrible y fosforescente figura que delante de si tenía.
Creyóse al principio presa de espantosa pesadilla; mas el chisporroteo y la azulada luz de la azufrada mecha, así como el ruido de la cadena, le convencieron de que hablaba con el diablo en persona.
Levantándose apresuradamente y echo a correr, olvidándose del sombrero, cual liebre por galgos perseguida.
-De ten tucarrera, que me perteneces- le gritó el Tío Charo- corriendo en su seguimiento; pero Manito, con los pelos de punto y de su borrachera olvidada, salió a escape de la alameda e instintivamente se dirigió a la cruz de madera que sobre un pedestal o pilar de piedra erguía sus brazos en medio de la plazoleta que forma la salida de la “Puerta de Tierra”. Y esta santa cruz que le abría los brazos,...
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