Campesinos - Carlos Tubache
Caminé por largas horas, sentía tanto coraje y envidia. Saber que todo lo que Juan Vallin o debería decir ‘’Juan Hubieres’’ tiene pudo haber sido mío de no ser por mis tontos padres, me llena de rabia. ¡Que todos me griten egoísta! ¡Que todos me griten mal agradecido! ¿Pero cómo pretenden que les agradezca el no haberme vendido a los Hubieres? ¡Cuando todavía a mis veinte yun años soy nadie! Todavía sigo viviendo esta rutinaria y pobre vida, no fui maldecido por el haber nacido siendo pobre sino por la estupidez que mis padres cometieron al no haberme vendido. Sólo soy un campesino sin dinero, sin esposa, sin hijos, ¿y ahora? sin padres. Agradecerles el haber rechazado la oportunidad de darle una vida perfecta a su hijo, es irónico. Pero no me daré por vencido, seréun hombre. Así me tarde años y años, llegare a esa casa echa escombros con un coche del año, con cadenas de oro, bien vestido y con una bella mujer e hijos. Les daré a demostrar a mis padres y a todo aquel que le aplaudió a mi madre el no haberme vendido que sí cometieron un grave error al no entregarme a los Hubieres cuando estos le ofrecieron un buen futuro, no sólo para mí, sino que tambiénpara ellos. Pero claramente eligieron vivir en la miseria y en las sombras de los Vallin.
Llegué al pueblo, estaba desierto y era muy tarde. Sólo había dos bares abiertos y casi era media noche. Entré y pedí un trago. Apenas tenía diez monedas, me sentía perdido. No sabía en donde dormiría, no sabía que comería, pero nada me hizo regresar a esa casa. Jamás volvería, no hasta ser un hombre conlujos. El cantinero y dueño del bar me pregunto de donde era. Mi cara no le era familiar y le conteste que era nuevo en el pueblo, le conté que no tenía a donde ir ni en donde dormir. Me dijo que arriba en el segundo piso de su bar tenía una habitación en la que yo podría quedarme hasta que encontrase un lugar propio. Me ofreció trabajo como cantinero y dijo que su paga por mi servicio en el barsería comida y una buena cama para descansar. Me vino como anillo al dedo, no lo pensé dos veces, acepté. Subí a mi habitación, estaba tan agotado por el viaje. Nunca había caminado tanto en mi vida. El cuarto era viejo pero muchísimo mejor que el que mis padres me tenían. Pasaron semanas y no paraba de pensar en que haría con mi vida. Temía más el fracasar y ser humillado frente a todos, quemorir en el intento. Empecé conociendo clientes del bar, muchos eran sólo campesinos alcohólicos o extranjeros. A veces llegaba el alcalde o cobradores, esos que les quitan las casas a los pobres.
Recuerdo la familia Villafañe, vivían tres o cuatro casas después de los Vallin. Un cobrador fue a pedirles que se fueran de su finca. Yo era pequeño, pero recuerdo muy bien ver como dormían enlos terrenos de los otros vecinos a escondidas después de haber desalojado el territorio del cobrador. Tenían dos niños, uno de ellos no sobrevivió las altas temperaturas de la noche, había pasado casi tres semanas desde que andaban sin hogar y la madre murió por influenza dos semanas más tarde. Esos miserables hasta por tres monedas que debieras te quitaban todo; no les importaba si dejabansin comer o en donde dormir a las pobres familias. Eran hombres con poca humanidad. Mauricio, mi jefe, al contrario se convirtió poco a poco en un padre, me regañaba y mandaba más que a un perro, pero era un buen hombre, era sabio y humilde. Nunca me falto un plato de comida ni un baño de agua caliente. Me ayudo a conseguir un trabajo en una casa de cobradores, como contratista. Fue mucho despuésde encontrarme con Luis Suarez, era el cobrador más famoso del pueblo, dueño de casi todos los terrenos del área y el hombre más corrupto que he conocido. Mi jefe lo conocía, era su cliente más rico después del alcalde. Hacia grandes fiestas en su bar y compraba vino para todos en días de fiestas.
Ante los ojos de los no tan pobres, Luis Suarez era un hombre ejemplar. Ante los ojos de...
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