Canció Estatua del jardín botánico



LA ESTATUA DEL JARDÍN BOTÁNICO

Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse me quedaré,
persiguiendo un enigma
al compás de las horas
dibujando una elipse me quedaré.
Entre el sol y mi corazón
junto al estanque me atrapó la ilusión.
Escuchando el lenguaje de las plantas
y heaprendido a esperar sin razón.

Soy metálico en el jardín botánico,
con mi pensamiento sigo el movimiento
de los peces en el agua.
Soy metálico en el jardín botánico.
RADIO FUTURA

COMENTARIO DE TEXTO

[Primero resumo el argumento, la anécdota que el texto cuenta]
En La estatua del jardín botánico el yo poético (si hacemos caso literal a la canción, una estatua metálica) espera en un extraño jardín(el jardín botánico al que se refiere el título) algo innombrado. Esta es la situación de partida y el único argumento, pues toda la letra nos remite a esa situación de estatismo, de espera no resuelta. No hay ningún avance en esa trama mínima: las únicas acciones reconocibles, o bien refuerzan la idea de inmutabilidad o pasividad (estar sentado, escuchar el lenguaje de las plantas, ser atrapadopor la ilusión, olvidarse de tomar una determinación, esperar un eclipse, seguir el movimiento de los peces con el pensamiento…) o bien se trata de gestos misteriosos carentes de peso narrativo (perseguir un enigma, dibujar elipsis…). En síntesis, alguien, una estatua dotada de conciencia, se dedica a la humana ciencia de esperar (sin razón, sin perspectivas de logro, alumbrado solo por la luz dela ilusión) en un espacio, el jardín, en el que se funden la mano del ser humano y la labor inexplicable de la naturaleza.

[Ahora analizo algunos temas: temática existencial]
Gran parte del encanto de esta canción estriba en su misterio: la lectura literal del texto nos remite a una estatua metálica dotada de alma que, en medio de un entorno natural, se ve habitada por delicados sentimientoshumanos: la ilusión, el reconocimiento del misterio, la esperanza, el don del pensamiento. Las numerosas imprecisiones de la letra (¿qué determinación debe tomar la estatua y aún no ha tomado?; ¿a qué ilusión se refiere cuando se nos dice que ha sido atrapada por una?; ¿por qué dibuja elipses?...) llenan este breve texto de misterio y lo enigmático del tono abre su lectura a múltiples sentidos.En principio, parece aceptable que esa estatua metálica humanizada sin nombre y sin otros rasgos que su perpetua espera pueda interpretarse como un símbolo de cada uno de nosotros: en el fondo, si la canción mantiene, treinta años después, su poder de sugestión quizás sea porque supera lo anecdótico hasta erigir su mínimo argumento en reflejo de la condición humana. Todos somos “estatuas metálicasen un jardín botánico”, es decir, seres extraños milagrosamente vivos, perdidos en un universo difícil de comprender, sometidos, además, a la incombustible llama de la esperanza y al reclamo inevitable de la ilusión. Desde este punto de vista, esta lectura de la canción (se trataría de una reflexión sobre nuestro ser personas y nuestro movernos por el mundo) amplía su enigmática trama a la alturade parábola existencial.
La quietud, el dominio de lo estático sobre lo activo, el valor simbólico del jardín (tradicionalmente vinculado con la intimidad, con el reino de lo privado) también sugieren otro tema clave: la introspección, la contemplación, es decir, nuestra tendencia a vivir hacia dentro, con el riesgo que eso supone de perdernos en nuestros propios laberintos interiores. Desde estepunto de vista, este “quedarse”, “esperar” y no tomar determinaciones adquiere rasgos de nuevo ambiguos: ¿estamos condenados a la hiperreflexión, a los excesos de nuestra omnipresente y zigzagueante conciencia? ¿O se nos ha otorgado el milagro de la calma, del ensimismamiento? Ante la radical extrañeza que el jardín provoca en nuestro “ser metálicos”, nos limitamos a estar y a perseguir enigmas...