cantasvilia

Entonces, llego el día en el que decidí retomar del silencio mis tan profundos pensamientos, mis más oscuros, claros, vivos, muertos y perturbadores recuerdos, llego el momento en el que me encontré allí, escudriñando lo que mi memoria netamente humana me permitió almacenar a lo largo de mi vida, mis placeres, mis llantos, mis alegrías y tristezas, mi descabellada y un tanto mal llevadahistoria.
En aquel tiempo, y sin dificultad alguna, habría logrado lo que miles de seres humanos no llegarían a alcanzar en centenares de su descendencia, en mi cabeza, en mí desquiciada y ansiosa cabeza, retumbaban los miles de temores que me agobiaron en el pasado, todo aquello que tiempo atrás jamás dejo conciliar mi sueño, todo aquello que al caer de la noche se introducía en mis mantas como lamás apasionante y deseosa de las amantes, de manera tosca y brutal invadía lo que mi consciente no controlaba, todo lo que no vive ni existe en esta tierra, todo aquello que tiene parte en el mundo de los sueños, en aquel mundo, donde ser pobre o rico no era más que la engañosa ilusión que se nos presenta como realidad, donde el hambre o el frio, el dolor o el placer se perdían al vaivén de lasolas, como un espejismo que se borra entre los granos de la arena, como la tersabilidad de la piel al pasar de los años y la cercanía de la muerte.
Fue allí, donde el peor de los tormentos hizo morada en el camino que recorría, encontré en mi rostro las marcas de la vida, en mi cuerpo, las cicatrices que propinaron mis contendientes, en mis manos, la prueba innata del castigo que algún díaproduje a mis enemigos, en mi corazón, la tristeza que agobia la partida de mis queridos.
Para esa entonces, los pasos de mi vida perdían forma en el camino, cada vez menos profundos, menos marcados, más sutiles y delicados, la llama de mi vida se disipaba como el dinero del viajero, ya no podría retomar los sucesos que tiempo atrás practicaba minuto a minuto, comprendí que mi cuerpo mortal estabacansado, mis conocimientos desarrollados y mi mente cada día más abierta a lo que los placeres intangibles podrían brindarle.
Leía casi a diario, a excepción de aquellos ratos en los que reposaba por la obligación que mis años me achacaban, nuevamente me encontraba allí, al filo de mis aposentos, donde la brisa de la arena rosaba mi cabello, el ocaso se refundía al paso de mi cuerpo, la luz formabamí ya muy desbastecida figura que se reflejaba en el suelo, admití lo que jamás quise admitir, lo que jamás quise llegar a vivir, entonces, mirándome en el espejo con mis múltiples defectos contemple lo que el pasar de los años me convertía en un viejo.
No fue para nada fácil admitirlo, era yo, el entonces proclamado por las multitudes Guillermo de Tano, quien en esos momentos se encontraba alas orillas del rio estigia, al filo de la muerte y a la mano de la eternidad, mis batallas se hacían populares por sí mismas, la gloria se apropiaba de mi cuerpo, el poder fluía por mi sangre como la lluvia en el invierno, mis victorias eran numerosas e incontables como las estrellas del firmamento, mis enemigos desfallecían como las hojas de los árboles en el otoño, como las ilusiones de unamadre que ve partir a su hijo hacia la guerra, jamás contemple la posibilidad de mi envejecimiento, jamás llegue a pensar en las túnicas que recubrirían mi cuerpo al momento de morir, jamás pensé que el barquero esperaría tanto por mí, por mis monedas, por lo único de lo que cuento en una sola unidad, mi vida.
Siempre espere recibir la gloria del guerreo, morir en la arena, sentir como el hierro demi enemigo robaba mi vida conforme a su rápido y letal ingreso, esperaba haber caído ante los pies de mi pueblo, haber sido levantado en los hombros de mis compañeros, haber sido enterrado en la tierra que tantas veces pise, que tanto desangre y que en ese momento se alimentaria de mi inerte cuerpo. Lastimosamente no fue así, la vida me sonrió y se glorificaba de permanecer con migo en los...